Alrededor de 150 empresarios y trabajadores de bares, cafés concierto y discotecas del West End y de la bahía de Sant Antoni acudieron ayer al pleno de aprobación de la nueva ordenanza de horarios para mostrar su rechazo. La norma salió adelante con los votos del PP y de Es Nou Partit, y la abstención de PSOE-Pacte, en un tenso pleno en el que no faltaron los abucheos de los empresarios hacia el equipo de gobierno.
La nueva ordenanza afecta sobre todo a los establecimientos de ocio del West End, ya que obliga a los cafés conciertos, discotecas y salas de fiesta del casco urbano a echar el cierre una hora antes del horario actual. Estas actividades deberán cerrar a las cinco de la mañana, mientras que en el resto del municipio los locales con las mismas licencias podrán permanecer abiertos hasta las seis.
La ordenanza fue defendida por los concejales de Gobernación, Xicu Cardona, y de Turismo, Vicente Ribas, que no pudieron esquivar los gritos de descontento de los empresarios, que pidieron dimisiones y les acusaron de «prevaricación». Cardona expuso que la normativa busca «la convivencia entre los intereses de los empresarios y el descanso de los residentes», y explicó que «no es una medida aislada» sino que se promueve entre otras ordenanzas, como la de ocupación de vía pública, de ruidos y de convivencia, destinada esta última a reducir «el botellón y la prostitución»; dos palabras que, al igual que su promesa de aumentar la seguridad y mejorar la imagen de la zona, con la instalación de un destacamento policial y un refuerzo en la plantilla de limpieza, tampoco escaparon de las risas irónicas de los presentes.