La asociación de vecinos de Sant Jordi repartió ayer 1.200 litros de agua buena en garrafas en la plaza del pueblo como acto simbólico para criticar el servicio de mala calidad que reciben actualmente por las obras que se están llevando a cabo en el depósito de ses Eres.
Muchos de ellos se mostraron indignados por esta situación y porque «el Ayuntamiento no da la cara». Es el caso de Isabel Sepúlveda, vocal de la asociación, que aseguró que ningún político contesta a sus quejas y a sus escritos. «Vivimos en la isla del lujo y el glamour, se supone que hay mucho dinero, pero una parte de la población no tenemos acceso a agua potable», lamentó Sepúlveda, que indicó que pagan el agua «dos veces», una en la factura y otra porque tienen que comprar garrafas porque lo que sale por el grifo «no es potable».
Sepúlveda aseguró que han estado consultando la ley y que se han incumplido los trámites que hay que llevar a cabo cuando hay un cambio de agua. El Ayuntamiento cortó el flujo de agua desalada para abastecer a la población con una de pozo totalmente salinizada debido a estas obras en ses Eres y esto, según esta vecina, se debería haber hecho siguiendo una serie de trámites. Por ejemplo, se tendría que haber cursado una solicitud a la Conselleria de Salut. «Si el Ayuntamiento modifica el suministro tiene que presentar un proyecto con tres meses de antelación y esto lo debe aprobar la Conselleria», relató Sepúlveda, que señaló que ello se tendría que haber publicado en el Butlletí Oficial de les Illes Balears (BOIB) y no ha sido así.