El pleno anual de los Presupuestos es como una larga novela de misterio que quedara destripada en el primer capítulo. Desde el principio, se sabe cuál es el final y el número de enmiendas que serán aceptadas a la oposición.
Ayer, después de cuatro debates sobre otras tantas consellerias no se había aceptado ninguna. Las dos más importantes ya habían sido asumidas en comisión. Por eso, PSIB y Més optaron por convertir el debate –que continuará a lo largo de la mañana y la tarde de hoy– en una especie de censura global al Govern.
La primera andanada política llegó del socialista Joan Boned, que reclamó criticó «la falsa austeridad» del Ejecutivo e insistió en reclamar que se suprimiera una prerrogativa que mantienen los funcionarios que ocupan altos cargos: que al dejarlo, después de dos años, ascienden al máximo nivel del escalafón. Es el llamado Nivel 33. También pidió que los cargos del Govern no percibieran dietas por asistir a los plenos. No se aprobó. Antoni Camps (PP) recordó a la oposición que nunca aplicaron esas propuestas cuando gobernaban.
«Su conselleria no sirve». El socialista Antoni Diéguez censuró ayer la política de Antonio Gómez en Presidéncia. De hecho, en un momento dado, dijo que su conselleria no sirve y que está de más. Le formuló varias preguntas y no le gustó ninguna respuesta. No se aceptó ninguna de las enmiendas parciales presentadas por los grupos.
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