La construcción de la balsa de drenaje de la autovía al aeropuerto, frente al hipódromo de Sant Jordi, continúa adelante, aunque ralentizada por la excavación arqueológica de unas zanjas de época púnica y romana que se hallaron en el terreno. Después de estar varios meses paradas, las obras se reanudaron en diciembre, pero según el director balear de Transportes, Juan Salvador Iriarte, tienen que seguir el ritmo que se les marca «a nivel arqueológico».
Los vecinos de la zona se quejan de que apenas se ve movimiento pese a la gran cantidad de personas que hay trabajando, pero Iriarte indica que las obras están «en marcha al 100%» y «van bien». «El tema es que Patrimonio dice que tenemos que descubrir primero todos los restos arqueológicos de forma manual hasta llegar al nivel de cabecera», aclaró Iriarte, que añadió que después ya podrán entrar las máquinas. «Hay mucha gente trabajando en la obra, pero manualmente, por eso vamos a un ritmo que puede parecer más lento de lo que podría ser», añadió.
Una vez se hayan descubierto todas las zanjas, el Consell tendrá que volver a pronunciarse para ver si se conservan in situ o simplemente se documentan y se destruyen. «Luego se tendrá que hacer la profundización de la balsa, pero respetando, haciendo la excavación entre las zanjas», añadió el dirctor general, que especificó que quizás estos restos pueden quedar a la vista, pero lo deberá decidir el Consell.
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