En estos años malos el Entierro de la Sardina o, mejor dicho, la incineración de la misma, adquiere un mayor significado. Si la muerte de este pez, que marca el fin a la gran fiesta pagana, representa el entierro del pasado para que renazca un futuro mejor, nunca como ahora la leyenda debería convertirse en realidad. De hecho, y como debe ser, nadie lloró. Anoche, en el Parque de la Paz todo eran risas y diversión. Al igual que el año pasado, la ceremonia corrió a cargo de la Asociación de Vecinos de Es Clot, que realizó el ya tradicional pasacalles. Eso sí, y a diferencia de otros años, una estandarte presidía la comitiva: «La Sardina Diu No»
La Banda de Tambores de la cofradía del Cristo de la Agonía amenizó el desfile, que partió a las ocho de la tarde de la sede de la asociación, en la calle Agapito Llobet, para recorrer un pequeño desfile por las calles País Valencià, Navarra, Murcia y José Riquer y Llobet para desembocar en el parque. Allí estalló la fiesta.
Los primeros en animar la plaza con un espectáculo de varietees fueron los 30 alumnos de la AAVV Es Clot, un baile tipo cabaret con la sardina de fondo. Después llegó el momento de la incineración y, finalmente, uno de los más esperados, el de de asar las sardinas. Se asaron nada menos que cien kilos, de forma que fueron muchas las personas que pudieron probarlas. Para terminar, el último acto del Carnaval de 2014 corrió a cargo de Ricardito y su Son Cubano.