La consellera de Benestar Social, Mercedes Prats, presentó ayer los datos de las memorias de los servicios sociales que ofrece la máxima institución insular a través del centro de día, los pisos tutelados, el servicio de inserción laboral (SEIL), la residencia Can Raspalls y el programa Programa Interinstitucional d'Acció Tutelar d'Adults a Eivissa que desarrolla a través de la Fundación Aldaba.
Las cifras
En total, 167 personas diagnosticadas con trastornos mentales severos, como la esquizofrenia, son usuarias de algunos de estos servicios. Según precisó la consellera, en las Pitiüses alrededor de 4.500 personas, según datos del Govern, cuentan con algún tipo de trastorno mental diagnosticado de las que 576 tienen uno de carácter severo, como esquizofrenia o trastornos psicóticos. Estos últimos requieren para su correcta atención «un trabajo multidisciplinar».
Sobre si se está cubriendo la necesidad social para atender a estos usuarios, Prats especificó que «en estos momentos no hay un vacío de recursos sociales. Hay que señalar que existe el trabajo que realizan las entidades con las que también colaboramos con cerca de 80.000 euros. En combinación con las asociaciones cubrimos todas las demandas». En cuanto a si hay lista de espera para entrar en la residencia de Can Raspalls destacó que existe, «pero es corta» y que en los pisos tutelados hay en la actualidad una plaza vacante.
Derivación
La consellera destacó que existe una comisión mixta entre profesionales de servicios sociales y de salud mental que «perfilan cuál es el recurso necesario según las características de cada persona» y, posteriormente, derivan a los usuarios a los diferentes servicios. La residencia Can Raspalls, por ejemplo, está enfocada a personas con un trastorno mental severo, con un grado de dependencia reconocido y con afectación a sus capacidades funcionales. «Trabajamos la recuperación de las capacidades que se pueden ir perdiendo cuando la persona tiene un trastorno mental severo, por ejemplo, hábitos de higiene. No es un recurso finalista sino muchas veces es como un entrenamiento», explicó Inma Ferrà, trabajadora social de Can Raspalls, que cuenta actualmente con 17 residentes. El programa que desarrolla la Fundación Aldaba atiende a 45 personas de las que 38 tienen un trastorno mental severo (un 84%, por tanto). En el extremo opuesto se encuentran los servicios donde los usuarios cuentan con mayor estabilidad psitopatológica, como el servicio de inserción laboral: «Somos el último paso en la rehabilitación psicosocial, esto quiere decir que sólo les podemos atender cuando están estables psicopatológicamente», precisó César Cofrade, coordinador de este servicio. En total han atendido a 61 personas de las que 17 han encontrado trabajo en las empresas colaboradoras.