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Sant Josep recuperará el cine de Can Jeroni en primavera

Entrada del cine de Can Jeroni con el anfiteatro arriba, que tendrá cabida para 50 personas, más las 110 plazas de la planta baja.

| Eivissa |

La alcaldesa de Sant Josep, Neus Marí, junto con el Primer Teniente de alcalde, Vicent Torres, y la concejala de Cultura, Maria José Ribas, pusieron ayer la primera piedra de las obras de rehabilitación del antiguo cine de Can Jeroni. Una primera piedra simbólica ya que las obras empezaron hace unos días.

De momento será el Consistorio quien costee los 755.575 euros que supone la reforma, aunque desde el Ayuntamiento han solicitado una subvención del Proyecto Leader, aún sin determinar. La obras incluyen el proyecto e instalación de la domótica y el sonido, un aumento del plazo de garantía de uno a tres años y la reducción del plazo de ejecución que será de 7 meses en lugar de los 10 meses que establecía el proyecto.

Con esta rehabilitación se obtendrá un espacio principal con un patio de butacas con capacidad para 110 personas, recepción y baño de minusválidos en la planta baja, y arriba un anfiteatro para 50 personas más. Además, el volumen del edificio permite la creación de una nueva sala diáfana de 151 metros cuadrados destinada a usos múltiples. El antiguo cine de Can Jeroni se construyó en los años 50 y además de como cine se utilizó también para distintas celebraciones, incluso bodas y comuniones.

La alcaldesa recordó cuando ella, de pequeña, asistía a celebraciones y fiestas patronales en el cine: «Ahora somos muy valientes y hacemos la fiesta flower fuera pero antes hacía más frío y las fiestas patronales se celebraban aquí», explicó Marí, que recordó cuando el acceso al cine era a través del bar ‘Destino' y la actual sala de exposiciones era una casa payesa, todo de la misma familia: «Es un edificio muy emblemático para Sant Josep, y nuestra gran ilusión era empezar las obras antes de acabar la legislatura», señaló la alcaldesa.

El arquitecto de la obra, Rogelio Ibáñez, explicó que lo más complicado fue no aumentar la carga sobre el edificio: «Las paredes no tenían cimientos, entonces hemos hecho una estructura paralela para no cargar sobre la estructura antigua», y añadió que a nivel estético también fue un reto ya que tenían que mantener «el carácter de los años 50, sobre todo de la fachada principal».

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