Sin procesión pero con misa, orelletes, vi pagès y sobre todo, con mucha animación. Así se vivió ayer el día de la Inmaculada Concepción, patrona del pequeño pueblo de Forada, gracias sobre todo al buen hacer de la treintena de miembros de sa Colla de Buscastell y de la asociación de vecinos de la zona.
Antes de que sonadors y balladors de todas las edades llevaran a cabo una demostración de bailes tradicionales de algo más de media hora la jornada había comenzado con la misa que se celebra en todos los días grandes en Eivissa.
En este caso la pequeña capilla que se encuenta al pie de la carretera y junto al bar Can Tixedó se quedó pequeña para seguir la homilía que ofició el obispo de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura. En ella, el obispo valenciano puso a la Virgen María como ejemplo de «persona alegre, caritativa, misericordiosa y cariñosa» y, sobre todo, «de persona feliz». «La Virgen María tiene que ser un ejemplo para todos nosotros en estos tiempos que corren porque a pesar de que sufrió muchos lamentos a lo largo de su vida, vivía en un pequeño pueblo, era pobre y sobre todo, perdió a su hijo de la manera más cruel posible, siempre ayudó a quien más lo necesitaba», resumió Segura.
En el cruce
Tras ello y después de algo menos de una hora de misa la celebración continuó casi de inmediato en el cruce de carreteras, epicentro de Forada.
Allí, mientras algún rayo de sol salía para dar algo de calor a la jornada, sa Colla de Buscastell demostró su buen hacer ante algo más de 150 personas entre vecinos y curiosos. Entre ellos, el president del Consell, Vicent Serra, la alcaldesa de Sant Antoni, Pepita Gutiérrez, el senador del PP, José Sala, y el candidato del PSOE, Vicent Torres, quien prefirió ahorrarse la misa y departir con algunos simpatizantes en la terraza de Can Tixedó.
Y todos ellos, mientras seguían con interés los pasos de ball pagès, degustaron con ganas alguna de las cerca de 450 orelletes que junto al vi pagès repartieron los miembros de la asociación de vecinos de la zona de Buscastell. Y es que a eso de la una de la tarde, cuando el hambre se hace presente ya no entiende de siglas, de partidos, ni de ideologías.