La basura ha regresado a la pequeña cala de Sa Penya apenas un mes después de que operarios del Ayuntamiento de Eivissa recogieran alrededor de 3 toneladas de residuos que vecinos con escasa conciencia cívica arrojan desde la parte superior del acantilado.
No han pasado ni 35 días desde su última limpieza cuando son ya multitud los desperdicios que se acumulan a los pies del conjunto Patrominio de la Humanidad de Dalt Vila. Entre los residuos que se pueden contemplar desde el baluarte de Santa Lucía o la balconada de Sa Penya aparecen un colchón, una sombrilla, sillas, retretes, ropa, juguetes o utensilios de cocina. Un auténtico bazar de viejos enseres que en lugar de depositarse en contenedores o en un punto limpio son despeñados hasta la orilla del Baix de Sa Penya.
A finales de enero, la brigada de limpieza del Ayuntamiento ejecutó a lo largo de tres arduas sesiones la primera de las dos limpiezas previstas para 2015. La siguiente está fijada para antes de que comience la temporada turística, pero los primeros visitantes del año ya han podido observar –con cierto estupor– la ‘mancha' que afea la preciosa postal de Eivissa que se observa desde Dalt Vila.
No le faltaba razón al vecino de Sa Penya que lamentaba, mientras los operarios retiraban centenares de kilos de escombros en enero, que «en dos días» la cala estaría sumergida de nuevo en montañas de desperdicios.