La Oficina de Turismo de Vila era ayer un hervidero de constantes entradas y salidas de turistas que preguntaban qué podían hacer en Eivissa y dónde les recomendaban ir. Entre unos 300 y 400 turistas acuden a diario a la oficina desde el pasado jueves, día en que abrieron de 9,00 a 19,00 horas. La nacionalidad que más se ve es la española, luego italianos, holandeses y por último alemanes. Hoy domingo la oficina permanecerá cerrada pero el lunes vuelve a abrir sus puertas de 9,00 a 15,00 horas.
Aunque la mañana de ayer amaneció un poco nublada, hacia el mediodía el sol se dejó ver y la gente llenó las calles y las terrazas de la ciudad, aunque sin olvidar una prenda de abrigo bajo el brazo. Las terrazas de Vara de Rey y de la plaza del Parque no tardaron en llenarse y los comercios de la avenida Bartolomé Rosselló ya recibieron una gran afluencia de público desde primera hora de la mañana mientras que en las tiendas del barrio de la Marina los viandantes se despertaron un poco más tarde.
Muchos comercios de las calles de la Marina abrieron el día 1 de abril y ya no cerrarán hasta pasado el verano, como Zubi, trabajador de la conocida tiende de ropa Vicente Ganesha, que explicó que esta Semana Santa se ve menos gente comparado con el año anterior, «quizás es porque este año ha caído muy pronto y no acaba de hacer bueno», señaló. Razonamiento con el que coincide Marcela Guerrero, mientras limpiaba los pendientes que tienen a la venta al público, aseguró que sí que se ve algo de gente, «aunque al caer tan pronto la Semana Santa hay menos que el año pasado». Está convencida que poco a poco se van a ir animando más las calles: «Este año hay más españoles que extranjeros», puntualizó.
Conchi Martínez, dependienta de la tienda de souvenirs Mes, también confirmó que estos días están siendo más flojos que el año pasado, «abrimos el uno de abril y estuvimos trabajando dos días antes para prepararlo todo, y ya no cerramos hasta pasado el verano», comentó.
Turistas y residentes se mezclan estos días por la calles de Vila. Los residentes aprovechan para comprar, hacer recados antes de empezar la temporada y disfrutar de las terrazas al sol, mientras que los turistas conocen una Eivissa sin aglomeraciones y con aires ya primaverales que auguran una muy buena temporada.