13.50 horas. Un trabajador de la depuradora de Sant Miquel alerta de unas llamas a escasos metros de la planta, junto a unos contenedores. El fuego que hace cinco en la zona ya está en marcha. En cuestión de minutos las llamas avanzan descontroladas empujadas por el viento de levante que sopla. Ayer Eivissa estaba en alerta amarilla por altas temperatura. Los 36 grados se disparan en la zona por el efecto del fuego que va devorando los pinos localizados en el canal que serpentea el Puig de Missa
Seis horas después, el primer balance habla de 100 desalojados y 23 hectáreas arrasadas.
A las dos y media, la densa columna de humo negro ya es claramente visible desde Vila. En Sant Miquel se viven los primeros momentos de angustia. Las llamas amenazan el núcleo de Puig de Missa y el humo es cada vez más denso. Las personas mayores deben desplazarse a la parte baja del pueblo y los adultos y niños mantenerse en casa con las ventanas cerradas.
Ya se ha decretado el nivel 1 de emergencia: el que hace referencia a incendio forestal con riesgo para infraestructuras y viviendas.
En la zona ya trabajan todos los efectivos del parque de Bomberos de Eivissa, dos helicópteros, cuatro brigadas y dos aviones Airtractors. El acceso a la carretera del port de Sant Miquel queda cortado. A los equipos de extinción se suman la Guardia Civil, ambulancias del 061 y efectivos de Policía Local, Protección Civil y grúas de Santa Eulària. «Nos han movilizado a todos. Hoy por ti y mañana por mí. Ante emergencias como este incendio, todas las manos ayudan», señaló un operario de la grúa de Santa Eulària reclamado para retirar los vehículos estacionados en la zona de Puig de Missa. Y junto a los pinos más cercanos a las viviendas, decenas de vecinos que defienden su casa manguera o cubo en mano.
Entre el ir y venir de la gente pidiendo ayuda: «faltan más metros de manguera», y el ruido de los medios aéreos descargando agua, se hacen pequeños silencios en los que retruenan las pequeñas explosiones de las piñas y las cañas al ser pasto de las llamas.
Ángel Terzzoli es uno de los primeros vecinos que se lanza a la desesperada a defender su casa del fuego. Tres horas después de declararse el fuego, sigue en su sitio refrescando la zona «impotente y rabioso».
Entre los voluntarios que suman sus fuerzas a los bomberos y las brigadas está José Luis Rodríguez, concejal de Más Eivissa-Corsaris. Después de un hora intensa, se desplomó junto a la carretera. Sufrió un colapso. Él fue uno de los dos atendidos por intoxicación leve de humo.
«Menos mal que este invierno limpiaron la zona sino estaríamos en el mismísimo infierno», indicó al PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA un vecino de Sant Miquel. Otros, la mayoría lamentan la tardanza delos «aviones grandes».
A las 16.05 horas llega a la zona el avión Canadair y es recibido con tímidos aplausos por una cincuentena de vecinos. Sobre el terreno ya trabajan nueve medios aéreos, los propios y uno desplazado desde la Península. Entre estos medios se encuentra el Gavina, una aeronave que envía imágenes en directo al puesto de mando en Palma.
El alcalde de Sant Joan, Toni Marí `Carraca´, agradeció «enormemente» el esfuerzo realizado por todos los efectivos de extinción. «Son unos héroes que se han jugado literalmente la vida», destacó. Añadió que todos los esfuerzos se centran en evitar daños a las personas, a las casas y al Puig de Missa.
Cinco horas después de desencadenarse el incendio y ante la evolución del incendio, un centenar de personas de 20 casas de la zona fueron evacuadas.
Hasta el lugar del incendio también se desplazó el presidente del Consell, Vicent Torres, y Miquel Vericard, conseller de Medi Ambient. El presidente del Consell destacó el trabajo «sin descanso» de todos los efectivos. «Reconocimiento máximo a todos los que están luchando contra el fuego que, lamentablemente, vuelve a castigar a Sant Joan», resaltó Torres, quien añadió que las altas temperaturas y el viento «convierten estas zonas boscosas en bidones de gasolina» por lo que reclamó máxima precaución.
Por su parte, el conseller Vericard hizo una llamamiento a los vecinos de las zonas afectadas por los incendios. Dijo entender su desazón pero alertó de que muchos de ellos asumen un riesgo a veces innecesario.
El llamamiento a la precaución al que alegaban también la mayoría de los vecinos. Es el caso de María Claudia, quien vive en la isla desde hace 31 años. «Hay que poner medidas urgentemente o nos vamos a cargar el paraíso. Hagamos algo ya», puntualizó.
Mensaje en el mismo sentido de Sara Reina, vecina de Sant Miquel desde el año 97. «Hace falta más concienciación social, especialmente entre los turistas», argumentó Reina, quien por un momento revivió el incendio de hace cuatro años en Benirràs. «Aquel fuego fue terrible», recordó.
A las 18.00, los esfuerzos de los efectivos que trabajan en la zona secentran en acotar las llamas y evitar que éstas pasen al otro lado de la carretera que conecta con el Puerto de Sant Miquel.
Los medios aéreos estuvieron combatiendo el fuego hasta las 20.30 horas. Los helicópteros repostaban en una de las balsas de la asociación de propietarios forestales, mientras que el Canadair lo hacía al otro lado de la ladera que se salvó de las llamas.
Con la caída de la noche y la retirada de los medios aéreos llegaron las primeras estimaciones.
Este incendio, el más devastador de los cinco registrados en la zona en las últimas semanas, obligó a desalojar a un centenar de vecinos de unas veinte casas. Al cierre de esta edición, el fuego estaba estabilizado y las llamas habrían afectado una zona boscosa, calcinando unas 23 hectáreas.
Durante la noche permaneció un retén para evitar que las llamas volviesen a cobrar fuerza.