La junta de personal de Can Misses, integrada por UGT, CCOO, CSI-F, Cemsatse, y USAE, denunció ayer las condiciones en las que se encuentran los servicios de cocina y lavandería del hospital Can Misses, que están gestionados por subcontratas de la concesionaria. La lavandería estuvo cerrada desde ayer «por un problema por la falta de limpieza y mantenimiento en la maquinaria, que ya había sido advertido por la parte sindical, teniendo que estar paralizadas cinco días por la presencia de microorganismos», dijeron. Los cultivos realizados dieron negativo por lo que se volvió a abrir ayer de nuevo.
La situación de la cocina no es mucho mejor, ya que desde primeros de diciembre llevan sin poder utilizar agua caliente «por un problema surgido en la contaminación del agua por legionela». Además aseguran que el servicio que presta la empresa privada en la cocina deja mucho que desear, «llegando a tener que retirar menús por lo incomestible y los riesgos; el arroz y el pescando no eran comestibles», dijo ayer la presidenta de la junta de personal, Teresa Arce. Además, el personal se ha ido reduciendo progresivamente. La cafetería tenía antes su propio personal y cocina pero no es así en el nuevo hospital, en el que el personal de la cocina «tiene que asumir las tareas de la cafetería» y que en un año han pasado ya tres empresas, subcontratas de la concesionaria del hospital. «El beneficio es poner poco personal y poner mala comida», apuntó Rosa Planells, del USAE.
Arce recordó que tenemos un nuevo hospital «pero la lavandería y la cocina son viejas de hace 25 o 30 años, la cocina se cae a trozos; no hay cacerolas, ni fogones, los carros se tienen que lavar en la calle». Aseguró que «los servicios externalizados no funcionan; hay que preguntarle al gerente qué están haciendo para subsanar los problemas». Rosa Planells, de USAE, recordó que «esta situación se arrastra de hace más de un año; es una vergüenza como está la cocina, es tercermundista». Arce anunció que van a pedir una Inspección de Trabajo.
El gerente del Área de Salud, Josep Balanzat, reconoció ayer que los servicios de cocina y lavandería presentan «una calidad deficiente» y que, pese a que no pueden incidir en la organizar su trabajo, sí está en su mano «controlar las condiciones de trabajo de los trabajadores y la calidad del servicio» Aseguró que «están encima» exigiendo controles sanitarios, laborales o de prevención de riesgos y «las pruebas son las inspecciones que se hacen; no descartamos que vengan a hacer una inspección laboral y sanitaria». El gerente aseguró que la lavandería tenía que haberse trasladado «pero la concesionaria decidió quedarse y algunas de las máquinas que emplean son viejas».
LA NOTA
Tres pinches para más de 200 menús
«No se sustituyen las bajas ni vacaciones», dijo ayer Arce, que denunció que el personal de la cocina es escaso, la mitad que cuando era gestionada públicamente. De hecho, el domingo pasado, los tres pinches de cocina y los dos cocineros, sirvieron 200 menús. Además, no se cambia el menú en dos años; el personal propio del Ibsalut se ha ido marchando a otros servicios por la carga de trabajo que tienen y la mayoría del personal es privado.