Este fin de semana el Palau de Congressos de Santa Eulària se ha convertido en una pequeña ciudad de juego para todos los niños de la isla. La tercera edición de la Feria Expo Kids Ibiza desplegó toda su artillería pesada de juegos, talleres, manualidades y castillos hinchables. Una jornada intensiva en la que se estima que participó tanta gente como en otros años, al menos 7.000 personas.
Un evento que, además de lúdico, tenía un carácter solidario pues cada edición se recauda dinero para una causa benéfica. Este año Cáritas ha sido la beneficiaria para la que se ha donado dinero y alimentos no perecederos. «Es necesario este espíritu colaborativo porque se lo merecen, realizan un trabajo encomiable y así podemos ayudarles aportando un granito de arena», comentaba Carmen Ferrer, primera teniente de alcalde, quien acompañó al alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, que tildó de «éxito» la convocatoria ya que cada vez está más arraigada entre los ciudadanos. «Como se ha dado a conocer, la gente ya lo demanda y Santa Eulària, que es amiga de la infancia, trata de potenciar todos los eventos relacionados con los niños», apuntó Marí.
Todo se dispuso, así, para disfrutar de un día en familia y que, a su vez, sirvió de escaparate para las empresas que participaron y para que el pequeño comercio pudiera promocionarse y darse a conocer.
Más de 50 empresas especializadas en el sector infantil fueron las encargadas de ponerle color, sabor y sonido a este evento dirigido a los pequeños de la casa, según explicaba también su organizador, Mauricio Porley, quien agradeció al ayuntamiento el espacio cedido.
Y así lo hicieron empresas de todo tipo divididas en varias alas, las de entretenimiento con talleres de pintura, cerámica y manualidades de Manitas, los castillos hinchables, las de disfraces y maquillaje de Princesas de Ibiza, pero también hubo espacio para empresas dedicadas a celebrar cumpleaños o las organizadoras de eventos como Cachirulo y sus amigos o Party Planet. «Somos una ludoteca y hoy tenemos diferentes talleres de inglés, juegos, cuentacuentos y un show de chocolate», explicaba Amèlia Torres de S'illa d'en Robinson.