Joan Bufí es el presidente de la entidad de reciente formación, Asociación de Concesionarios de Captaciones de Agua, perteneciente a la Pimeef, que se ha sumado a la Alianza por la Gestión Sostenible del Agua para conseguir una mejor aprovechamiento del agua en la isla.
—¿Por qué una asociación especifica para captaciones?
—Por el decreto de sequía que está pendiente de salir. Desde la Direcció General de Recursos Hídrics nos dijeron que nos cerraban los pozos en invierno y que, si la desaladora daba suficiente agua, los cerrarían también en verano. Nos hemos reunido con todos los alcaldes, pedimos una reunión con el conseller Vericady el presidente del Consell, nos reunimos con la directora general de Recursos Hídrics, y todos nos dicen que tenemos razón, pero desde Palma siguen adelante con este decreto.
—¿Cómo están los niveles de agua en la Eivissa?
—En algunas zonas el nivel está bajo y la calidad es mala por la salinizacion, y esto es por culpa de la administración. Hay zonas de Eivissa con mucha agua y muy buena, sobre todo en el centro de la isla. Lo que no se puede hacer es como en el área de Sant Josep, donde hay pozos públicos que surten a tuberías que están sacando 200.000 litros a la hora. Esto es una barbaridad. Nuestros pozos lo máximo que sacan son 20.000 litros por hora. Otros pozos están sacando ciento y pico, además con una desaladora, y esto es ya el colmo. Yo creo que esto no debe ser legal.
—¿El año pasado qué problemas surgieron?
—En verano hay unas puntas de trabajo en agosto y las perforadas están, en esas fechas, muy castigadas. Además, nosotros tenemos que apoyar a las perforadas que dan servicio a las urbanizaciones al final de ese mes. Hubo momentos en los que estuvimos al límite pero no faltó agua, aunque tuvimos que trabajar muchas horas.
—¿Cúal es la solución, según su asociación?
—Lo más urgente es acabar con las fugas y los pozos ilegales. Nosotros vendemos 600.000 metros cúbicos al año. Las tuberías pierden entre 5 y 6 millones de metros cúbicos. Hay 5 o 6 millones de metros cúbicos más que extraen los pozos ilegales, que dan agua a algunas urbanizaciones y hoteles. Nosotros representamos solo un 5% de lo que se pierde y de los ilegales. Si somos el problema, que venga Dios y lo vea. Porque la ley, además, permite el 20% de fugas, lo que me parece un desatino. Por otro lado, se tiene que terminar la interconexión de las desaladoras y conseguir que las depuradoras saquen una agua buena que se pueda aprovechar para el riego agrícola. Sí esto se arreglara, sobraría agua. Cerrando, además, ciertas perforadas. Lo que no se puede permitir es que haya perforadas que saquen más de 30 metros cúbicos a la hora porque hay peligro de que entre agua de mar. Hay que hacerlo despacio para que el agua se vaya recuperando de las capas altas, porque si no salinizamos los pozos. Hay que sacar poco caudal y tener depósitos para almacenar el agua. Asimismo, se debería invertir el dinero que los ibicencos pagamos por el canon del agua, que es entre 10 y 15 millones de euros al año. Con un año del canon se arreglarían todas las tuberías de Eivissa. Ahora no sabemos dónde va ese dinero.
—¿Y se hacen inspecciones?
—Sí, pero el problema es que nos inspeccionan a los que somos legales. Hace poco estuvimos en una reunión con la inspección y le dijimos que fueran a inspeccionar a los ilegales, que estaban al lado. La respuesta es que se tienen que atener a la lista de los legales. Nosotros no queremos hacer daño a nadie, queremos colaborar con la administración.
—¿Cómo se presenta la temporada?
— No tiene que ser mala si quitan las fugas y si la desaladora de Santa Eulària funciona, Eivissa tiene agua y tiene agua de sobra. Yo tengo ideas. La solución no nos la tienen que dar desde Palma sino hablar con la gente de aquí. Los problemas de Eivissa se tienen que resolver en Eivissa. La solución que nos dan ellos es cargar en las desaladoras. Pero hay otro problema, nosotros somos unos 20 pozos repartidos por toda la isla. Si hacen cargadores en las desaladoras se van a producir muchos atascos porque en verano somos muchísimos camiones. Además, tendríamos que aumentar el consumo de gasoil, con lo que el coste del servicio subiría. Si se aprueba el decreto, solo podrán cargar en las desaladoras aquellos que tengan camiones y los dueños de las perforadas se quedarán sin negocio. Por otro lado, si yo tengo que comprar el agua, mi empresa se tambalea.
—¿Cúal es el papel de la entidad en la Alianza por la Gestión Sostenible del Agua?
—Nosotros vamos a colaborar con ellos en todo. Somos los primeros interesados. Nos interesa no malgastar el agua, porque el problema es que la tiramos. Además, tengo hijas y espero tener nietos algún día, y quiero una isla perfecta para ellos. Pero si no ponen solución, en cinco años Eivissa, posiblemente, se quedará sin agua.