El Ayuntamiento de Sant Josep ha iniciado la primera fase del Plan de Gestión de Playas, que consiste en la elaboración de un diagnóstico sobre su estado para adoptar medidas y garantizar su sostenibilidad, tal y como anunció ayer en rueda de prensa el alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas Agustinet.
Ribas señaló que el objetivo es definir «qué tenemos en las playas, qué podemos tener y qué no podemos», con criterios estadísticos y científicos, para llevar a cabo «medidas valientes».
El primer edil justificó que las playas «han experimentado cambios muy importantes, tanto en la cantidad de visitantes como en la proliferación de negocios», y que todo ha ocurrido «sin ninguna clase de planificación».
La elaboración del diagnóstico durará seis meses y comenzará estos días con un trabajo de campo que abarcará las puntas de temporada de julio, agosto y septiembre.
El concejal de Playas, Josep Cardona, que también presentó el estudio, señaló que para «esta foto» sobre el estado de las playas del municipio se realizará una recopilación de la información sobre expedientes de autorizaciones temporales de playa, expedientes de concesiones maritímo–terrestres y cartografía.
En este sentido, Cardona desveló que el Ayuntamiento ha rechazado «multitud» de peticiones «de nuevas instalaciones, nuevos negocios, gente que inventa cosas que todavía no existen, cajas de alquiler de seguridad, parques náuticos flotantes, y más cosas». «Nosotros por un acuerdo del equipo de gobierno decimos a todo que no», señaló el regidor de Playas, quien apuntó que desde el año pasado han denegado más de 30 proyectos de este tipo.
El diagnóstico lo realizará un equipo formado por un ambientólogo, un ingeniero técnico especialista en medio ambiente, un doctor en biología especializado en gestión de zonas costeras y un técnico auxiliar.
Comenzará con un trabajo de campo para calcular la capacidad de carga física de las playas, lo que permitirá conocer el número real de usuarios de cada playa, la ocupación de las instalaciones temporales y el grado de uso.
También se analizará el estado del los accesos, los aparcamientos y la movilidad –transporte público, carriles bici–, además de los equipamientos municipales, las actividades no autorizadas y las infraestructuras existentes.
El proyecto también incluirá un estudio de la carga ecológica, para conocer el estado de la calidad ambiental de las playas y las zonas de baño, mediante el estado de la limpieza, presencia de vertidos, ruidos, fondeos, erosión de la playa, inestabilidad de los acantilados, entre otros.
Además, se analizará el grado de satisfacción de los usuarios de la playa mediante encuestas. El diagnóstico costará 17.500 euros y será «una foto de partida» que dará paso a una segunda fase al Plan de Sostenibilidad Ambiental de Playas.
Esta segunda fase contemplará las «propuestas y soluciones» a los problemas detectados por el estudio, según explicó el alcalde.