“Las medidas tomadas este año en Cala Salada no son reversibles y lo que hay que hacer es extenderlas a otros lugares”. Con esta frase resumía la consellera de Movilidad y Territorio de Eivissa, Pepa Marí, la postura del Consell y del Ayuntamiento de Sant Antoni que coinciden en valorar positivamente el plan de regulación del acceso a esta playa implantado en junio.
Marí ha señalado en rueda de prensa que en los primeros 85 días de puesta en marcha del servicio de autobús para acceder a la playa en transporte público se han vendido 37.250 billetes. La media diaria ha sido de 438 unidades y la jornada de mayor actividad se registró el 14 de agosto cuando se expidieron 1.184 billetes de ida o vuelta en un solo día. “La gente, al final, sabe que a Cala Salada se va en bus”, ha asegurado la consellera, quien también ha ofrecido datos comparativos de la evolución del servicio desde la primera semana de junio, cuando se puso en marcha, hasta la tercera semana de agosto. De 1.431 billetes vendidos en siete días se ha pasado a 6.465 en la última semana contabilizada. Marí ha destacado que aunque inicialmente cubrían el trayecto Estación de autobuses de Sant Antoni- Aparcamiento de Can Coix- Cala Salada dos microbuses, el servicio de transporte público se reforzó en agosto con un tercer vehículo en respuesta a la creciente demanda.