Anna Villanueva, conocida también como Anita Khatun, es de esas personas que desprende alegría allá por donde va. La fundadora de la organización sin ánimo de lucro Amavida que trabaja en India y Nepal lleva la sonrisa pegada al rostro y hay quien, incluso viéndola, nos pregunta cuál es su secreto para patentarlo.
Madrileña, aunque se siente del pueblo segoviano de Navas de la Asunción, la vida de nuestra aspirante a Sardina Negra de esta semana en PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA y en la Televisió d'Eivissa i Formentera, cambió radicalmente tras un viaje a la India cuando era jefa de prensa de la discoteca Space. Se marchó de turismo, a desconectar de la realidad de Ibiza en verano, enganchó con un proyecto de voluntariado, y aquellos dos meses le devolvieron, como canta Ismael Serrano, a otra vistiendo su propio cuerpo. Tal es así que, tras dos viajes más, decidió cambiar rádicalmente de vida y crear Amavida.
Ahora, esta vegetariana convencida desde que tenía 16 años, pasa su tiempo entre España, India y Nepal, dos países en los que ha conseguido ayudar a cientos de mujeres y niños de todas las edades gracias a distintos proyectos que se sustentan gracias a su incansable trabajo, el de varios voluntarios y el de donaciones en Ibiza, Madrid y Navas de la Asunción.
Entre ellos, la discoteca Space, que como Anita Khatun no para de repetir, «siempre está ahí para ayudar en lo que haga falta». Y no la falta razón. La última ayuda han sido 5.000 euros para un orfanato en el pueblo de Nala, una de las zonas más afectadas por el terrible terremoto que asoló Nepal en abril de 2015.
Precisamente, tras convertirse en Sardina Negra en el precioso chiringuito Cala Escondida de Platges de Comte, mientras juegan a nuestro alrededor sus dos perros, Llama y Nanuk, en diciembre viajará de nuevo a Nepal para supervisar el proyecto y seguir ayudando. Y todo sin perder nunca su eterna sonrisa.
—Siempre sonríe. Me han pedido que le pregunte cuál es el secreto de su sonrisa. No sé si querrán patentarlo...
—(risas) Pues el ser feliz. Si se es una persona feliz el resto sale sólo. Y yo le puedo asegurar que lo soy y mucho.
—Eso sin comer jamón serrano. Es vegetariana y sinceramente la admiro... ¿Cómo se resiste a la tentación?
—(risas) Pues al principio me costaba más, pero ahora no lo echo de menos. Incluso creo que ya no recuerdo el sabor del jamón porque soy vegetariana desde los 16 años. Y todo porque mi relación con los animales es muy especial.
—Una cosa, ¿por qué Anita Khatun?
—Es una historia muy larga. Cuando llegue a la India a poner en marcha el primer programa de Amavida reparé en que todos los niños de la escuela tenían el apellido Khatun, que pertenece a una casta. Además, allí Ana no existe y si Anita, así que decidí que estaría genial cambiarme el nombre y así me he quedado.
—Una muestra más de todo lo que le ha cambiado la vida desde que viajó a hacer turismo a la India siendo jefa de prensa de Space. ¿Tanto le marcó aquel viaje?
—No te puedes hacer a la idea. Quería desconectar después de todo el verano trabajando en Ibiza y la India siempre me había atraído mucho desde que me cayó en el examen de Historia del Arte de Se- lectividad el Taj Majal y saqué un notable. Además, como fui a un colegio de monjas la figura de la madre Teresa de Calcuta siempre había estado muy presente. Así que bueno, lo junté todo, hice voluntaria- do y cuando regresé a Ibiza me di cuenta de que ya no era la misma.
—De todos modos viajó al año siguiente a Nepal y después regresó a la India. ¿Qué es lo que encendió definitivamente la mecha del cambio?
—El sentirme vacía y el sentir que las emociones me desbordaban. Así que un día me armé de valor y me fui a ver a Pepe Roselló para decirle que dejaba mi puesto como jefa de prensa de Space. No se lo tomó muy mal sino todo lo contrario y aún recuerdo lo que me dijo aquel día: «Si me dices que te marchas a otra empresa pelearía porque te quedaras pero ante lo que me planteas veo que no tengo opción de hacerte cambiar de opinión». Y desde entonces Space siempre ha sido uno de los mayores apoyos para los proyectos de Amavida dando importantes partidas económicas.
—¿Y ahora que Pepe Roselló está jubilado por qué no se lo lleva con usted a Nepal?
—(risas). Sería genial. Me encantaría.
—¿Y a Carl Cox?
—(risas) Eso si que sería tremendo. Me los llevaría a los dos del brazo. ¿Te imaginas una sesión allí con los niños? Sería el no va más (risas).
—¿Y su familia cómo se quedó cuando les dijo que iba a cambiar su puesto de jefa de prensa de Space por crear una ONG en la India?
—Pues te puedes imaginar. Pusieron los ojos del revés, pero a los pocos días se dieron cuenta de que no me podían frenar y que era mi mayor ilusión. Al final lo entendieron y siempre han sido un apoyo muy importante.
—¿Fundar Amavida en la India sien
do una mujer es de ser valiente o in- consciente?
—(risas) Un poco de las dos cosas. Ten en cuenta que hay informes que dicen que es el tercer o cuarto país del mundo donde peor se trata a la mujer y el peor del planeta para nacer siendo mujer. Y, además, yo fundé Amavida con 28 años, una edad a la que para ellos debería estar casada y con hijos. Imagínate lo que les chocaba (risas).
—¿Las mujeres de allí cómo se lo tomaban?
—También les costaba pero creo que también hemos sido un gran apoyo para ellas. Al mismo tiempo también me han ayudado mucho a mí porque he vivido experiencias maravillosas como con Pinki, una niña a la que el padre la quiso vender justo cuando yo me acababa de volver de la India. Regresé de inmediato y durante quince días hice todos los esfuerzos imaginables para que me firmara un papel y evitar la venta. Finalmente, lo conseguimos y desde entonces ha recuperado la dignidad, convirtiéndose en una niña guapísima y maravillosa.
—Una cosa, después de tanto tiempo, ¿ha conseguido enterarse de cuándo los hindús dicen sí y cuándo dicen no moviendo la cabeza?
—(risas). Pues sí. Es complicado pero a los pocos meses ya lo hacía igual que ellos. Ya ves, me integré rápidamente.
—Lo cierto es que han hecho muchas cosas. ¿De qué proyectos de Amavida está especialmente orgullosa?
—De todos. Empezamos a trabajar en la India hace siete años con una escuela para mujeres y ha ido tan bien que ya hemos conseguido dar por finalizado el proyecto. Además, hemos logrado grandes avances con los niños de los slam donde hemos trabajado y ahora, hemos decidido ayudar en Nepal porque lo necesitan mucho después del brutal terremoto que sufrieron en abril de 2015.
—Desgraciadamente Nepal está demasido olvidado...
—La verdad que sí. Y es una pena porque para todos los que hemos estado allí es un país que se nos ha quedado en el corazón.
—¿Las ayudas internacionales llegan?
—No. Eso lo hemos comprobado en primera persona cuando nos fuimos desde Ibiza con un grupo de personas para construir una escuela en Nala, un pequeño pueblo a escasos kilómetros de Katmandú. Es para 170 niños de los que un 80% han perdido las casa y un 20% a sus familias en el seísmo. Y todo ha sido posible gracias al trabajo de los voluntarios y de los propios nepalíes porque nadie sabe
donde va a parar la ayuda de fuera.
—Nepal tiene un problema y es que sólo tiene turismo y cuando eso se acaba el mundo se olvida de ellos.
—Eso es completamente cierto. Cuando nosotros fuimos el año pasado estaba todo prácticamente igual que hacía nueve meses cuando tuvo lugar el terremoto. Y mientras tanto los ne- palíes de las montañas a los que sus viviendas se habían venido abajo viven en casas con paredes de chapas de hojalata con el consiguiente frío en invierno, calor en verano y ruido de la lluvia en la época de los monzones. Además, la India ha cerrado su frontera y están sin petróleo con lo que la gente tiene que hacer cola durante tres días para conseguir algo de petróleo. Y con lo necesario que es para todo: hospitales, construcciones, carreteras...
—¿Y la gente de Ibiza está concienciada con esto?
—La verdad que sí. Al igual que en Madrid y en Navas de la Asunción cuando hacemos eventos siempre conseguimos dinero para poder destinar a nuestros proyectos. Además siempre hay voluntarios con ganas de viajar a ayudarnos.
—¿Con lo que sea?
—Sí, incluso haciendo un curso improvisado en India de rosquillas como un voluntario que es cocinero en Ibiza (risas).
PEQUEÑA BIOGRAFÍA
Ana Villanueva, nació en Madrid el 11 de septiembre de 1980 aunque siempre se ha sentido del pueblo segoviano de Navas de la Asunción.
Durante varios años trabajó de responsable de prensa de la discoteca Space y tras tres viajes a India y Nepal decidió cambiar radicalmente de vida y crear la organización sin ánimo de lucro Amavida. Tanto cambió que incluso se puso un nuevo nombre, Anita Khatun, en homenaje a los niños y niñas de su primer proyecto en la India.
Actualmente trabajan intensamente en Nepal con una escuela para 170 niños y desde diciembre de este año con la construcción de un orfanato en Nala, una de las zonas más afectadas por el terremoto que asoló el país en abril de 2015.
Más información en www.amavida.org y para colaborar se puede hacer de dos maneras: Desde España La Caixa 2100 6546102200396277 y desde el extranjero IBAN ES 1621006546102200396277
LA PREGUNTA
-¿Cuándo vuelve para Nepal?
-En apenas dos meses. El año pasado ya empezamos con una escuela en la que colaboraron varios voluntarios haciendo el cemento y poniendo los ladrillos y ahora el siguiente paso es hacer un orfanato gracias al dinero recaudado en distintos eventos en Ibiza, Madrid o Navas de la Asunción. Además, vendrán con nosotros un grupo de odontólogos de Madrid para un proyecto nuevo de chequeo bucal para los niños de las montañas que no tienen acceso a nada.
EL TEST
Un libro
Pasion india de Javier Moro
Una película
Mejor imposible
Una serie de televisión
Friends
Un grupo o un cantante
Coldplay
Un color
El verde
Un plato de cocina
La quinoa
Un deporte
Nadar
Un viaje que nunca olvidará
Los que he hecho a India y Nepal
Un lugar de la isla donde se perdería
Platges de Comte y concretamente el chiringuito de Cala Escondida
Una manía
La verdad es que no tengo ninguna manía en especial
Un defecto
Tengo muchos pero uno de los más importantes es querer hacer las cosas demasiado rápido
Una virtud
Saber escuchar
Un sueño por cumplir
Siempre tengo sueños por cumplir
Alguien a quien admire
Cualquier persona que haya hecho grandes cosas por los demás
Si no estuviera en Amavida o hubiera sido jefa de prensa de Space que le hubiera gustado ser...
Probablemente estaría viajando por el mundo constantemente y viviendo de país en país