Carlos lleva casi tres años fuera de la isla pero para su madre, Marieta Fernández, es como si hubiera sido ayer el día en el que se marchó. Ahora, con el proyecto en marcha del centro de educación especial, las familias con hijos con discapacidad fuera de la isla respiran con tranquilidad. Hay fecha de vuelta no sólo para Carlos sino también para Toni, el hijo de Antonio Cardona, y Alberto, el de Nieves Escandell. Los tres viven en Mallorca en centros gestionados por la Asociación de Madres y Padres de Personas con Discapacidad de Balears, Amadiba. «La vida a partir de ahora va a volver ser familiar y no nos vamos a sentir rotos para nada. Es muy duro y difícil tener que separarte de tu hijo, independientemente de la edad que tenga. Estamos muy felices», dice Fernández. «Ahora tendremos tranquilidad. Se ponen enfermos y no puedes salir corriendo. Podrá estar en casa los fines de semana», añade.
Las previsiones son que en septiembre de 2017 empiecen el curso escolar en el colegio de Sant Josep. «Si todo va bien, el traslado será un poco antes de empezar el curso. Estamos deseando», añade. Pese a que sus hijos no vivirán con sus familias, el hecho de la proximidad es un alivio para ellos. «Volveremos a retomar la vida que tenemos pero con una mejora inmensa, que nuestros hijos están muy bien. Mi hijo tiene doce años y está muy bien, le dan la estabilidad y el equilibrio que necesita», dice Marieta.
Nieves Escandell vive con ilusión el proyecto. Su hijo Alberto, que reside en un piso de Amadiba en Palma, fue uno de los primeros que se fueron a Mallorca hace seis años. «Estoy tranquila y deseando que pasen estos meses. Mi hijo no lo sabe aún y yo no me lo puedo creer. La verdad es que ya nos toca», dice. Su hijo, a punto de cumplir los 28 años, padece el síndrome de Rubinstein. «Tiene una discapacidad, pero conforme se fue haciendo mayor empezó con trastornos de conducta y se puso agresivo», recuerda. Estuvo escolarizado, fue al instituto y a los talleres de Cas Serres. «Llevé mal la etapa que pasó en el instituto. Tienes que pensar que son niños y aunque estaba en un aula de educación especial fue horrible», recuerda. Los dos últimos años antes de su traslado a Palma estuvo sin salir de casa.
«Estamos muy contentos porque están muy bien cuidados. Mi hijo tiene 34 años y lleva dos años y medio. Cuando esté aquí lo llevaremos a los restaurantes que le agradan», confiesa Antonio Cardona. La vuelta a casa supondrá un ahorro sustancioso a las familias. Cardona se desplaza cada dos semanas a Mallorca para ver a su hijo. «Nos cuesta mucho: hemos de alquilar un coche, ir a un hotel y los billetes de avión. Se hace mucha inversión para estar con tu hijo». Cuando vuelva, su hijo dormirá en un centro de Amadiba en Ibiza que se pondrá en marcha. «Tenemos la suerte de que conocemos la empresa. Tratan a todos como si fueran hijos suyos», asegura Cardona.
Toni está en Ca Na Marona, en una residencia de Amadiba en Santa Margalida. «Cuando vamos a Mallorca le llevamos a los restaurantes que quiere; he tenido la suerte de que hay gente muy buena pero quiero tenerlo a mi lado», confiesa emocionado. De hecho, incluso pensaron trasladarse a Mallorca a vivir para estar cerca de su hijo en Santa Margalida. «Cuando nos dieron la noticia del proyecto de Ibiza anulamos la compra del piso. Ha sido duro, nuestra ilusión es tenerlo aquí», dice. Nieves se planteó incluso irse fuera de la isla, «estuve buscando centros hasta en Huesca», recuerda.
Ahora Carlos, Toni y Alberto vuelven a Ibiza, pero no serán los únicos. Sus padres aseguran que hay más casos, no sólo en la península sino en las Pitiusas, «que necesitan este servicio y ahora aguantan como pueden», apostilla Marieta.
Amadiba celebra mañana una reunión a las 19.00 horas en su local de la calle Madrid, numero 64 de Ibiza para dar a conocer a las familias interesadas la red de servicios concertados, colegio, viviendas tuteladas y centro de día, que se va a poner en marcha.