La unidad móvil de emergencias sociales (UES) de Cruz Roja ha detectado un aumento de jóvenes españoles que viven en la calle. El tramo de edad comprendido entre los 18 y 34 años ha pasado de 14 en 2015 a 26 hombres este año y, en menor proporción, los mayores de 65 años pasando de cuatro a seis personas, según los datos dados a conocer ayer de la actividad de este programa dirigido a gente en la calle o que vive en infraviviendas y que tiene como objetivo atender las necesidades básicas de la población y ofrecer el apoyo para evitar un deterioro físico y mental facilitando los procesos de inserción. La trabajadora social de Cruz Roja y encargada de este proyecto, Flora Aznar, aseguró que este aumento de jóvenes «es una tónica general en toda Europa; cada vez hay más gente sin hogar».
El numero de personas atendidas este año , hasta el 31 de octubre, ha sido de 279 de las que 151 eran por primera vez, una cifra similar a la de 2015, pero sí que se ha detectado más peticiones para cubrir las necesidades básicas y que se atribuye a la puesta en marcha de este recurso en Santa Eulària. La entrega de alimentos ha aumentado al contabilizar 3.824 entregas de productos como sopa, leche, cacao o galletas a 199 personas frente a las 3.061 a 156 personas de 2015, es decir, 800 entregas más de alimentos. También hay entregas de ropa, por donaciones de ciudadano o de tiendas, paquetes de higiene, mantas, sacos de dormir, vestuario y duchas. Ayudas económicas o acompañamientos figuran entre otras de las actividades de la atención diurna.
Estacionalidad
La unidad móvil realiza salidas nocturnas de lunes a viernes, salvo en verano que lo hacen tres días a la semana. «Vamos donde están las personas a ofrecerle bebidas calientes y los alimentos que recogemos de las pastelerías», explicó la trabajadora social, Flora Aznar. Las salidas se hacen a Ibiza y una vez a la semana van a Santa Eulària. La atención en Ibiza tiene unas peculiaridades marcadas por la estacionalidad. «Hay un punto de subida en la atención en los meses de febrero, marzo y abril», dijo. Según sus datos, si en septiembre se realizaron 187 atenciones y en octubre, 213, la cifra subió a 428 en enero y llegó a 652 en marzo. «Es un perfil de una persona que viene en temporada a buscarse la vida con nada o poco dinero, acude a la unidad y duerme en la playa o donde puede. En mayo o junio va disminuyendo», explicó.
Aznar también se refirió a otro de los problemas de Ibiza como «el de la carencia de recursos residenciales para la gente en exclusión; en Palma hay seis albergues para distintos perfiles».
A diferencia de Ibiza, la trabajadora social recordó que en otras ciudades la unidad móvil «traslada a estas personas al albergue, pero aquí no tenemos otra opción, si tiene frío se le da una manta y eso marca mucho para que la unidad móvil se quede un poco coja». Aznar defendió la necesidad de que la isla disponga de un centro de baja exigencia, como se contempla en el proyecto de Es Gorg, «un sitio donde no te van a preguntar si has bebido, ni te van a hacer un control».
El 47% de los usuarios son de nacionalidad española, seguidos de italianos (7,5%). «La segunda nacionalidad el año pasado era Marruecos que ha pasado a la tercera nacionalidad y han bajado los ciudadanos rumanos», apuntó Aznar tras la firma del convenio con la Fundación la Caixa.
Los cajeros automáticos son, precisamente, uno de los refugios de mucha gente en la calle. «Hay gente que no molesta. No hay que dejarse guiar por el estereotipo. Necesitan un techo porque hace frío», apuntó la directora de Área de Caixabank para Ibiza, Belén Villalonga.