El partido que enfrentó el miércoles al Formentera y al Sevilla pasará a la historia como uno de los acontecimientos con mayor trascendencia de los ocurridos en la menor de las Pitiusas. Su repercusión mediática y el operativo que movilizó el encuentro, correspondiente al partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, serán eternamente recordados por los vecinos del hermanito más pequeño del Archipiélago balear.
La isla en general y el club deportivo, en particular, desarrollaron un extraordinario papel como anfitrión y organizador de un evento para el que se acreditaron más de 30 medios, cuatro de ellos japoneses, y unos 80 profesionales de la comunicación. Decenas de agentes de seguridad, protección civil y de la empresa organizadora velaron porque todo transcurriera con normalidad y que los 2.500 espectadores, a pesar del frío y la humedad, disfrutaran del encuentro. Lo de menos era el resultado, pero en lo deportivo cabe destacar el golazo de Gabri y la gran actuación de los sevillistas Correa y Ben Yedder.
Esta semana se ha vuelto a tratar en Ibiza el delicado problema de la vivienda y los alquileres. Los hoteleros y algunas formaciones como Podemos o el PP apuestan por imitar a Barcelona y multar de forma ejemplar a los grandes portales donde se anuncian alquileres de pisos para turistas sin licencia. Los problemas de convivencia y la escalada en los precios de los alquileres están dejando la isla vacía de pisos para residentes y trabajadores de temporada. El conseller balear Marc Pons presentó a mediados de semana el proyecto de Ley de Vivienda, un reglamento que apenas tendrá incidencia en Ibiza, un caso «paradigmático» de las repercusiones negativas en materia de vivienda por la elevada presión turística. Desde el Govern exigirán a los grandes acaparadores de pisos y entidades bancarias que cedan las viviendas que tengan vacías durante más de dos años. El Consell, con toda lógica, presentará una enmienda para reducir ese periodo a seis meses y además, con todo el sentido, pedirá que se bonifique a quienes alquilan de forma anual y que se grave más a aquellos que sólo pretenden hacer negocio.
Perseguir y multar a todos los agentes infractores (plataformas webs, propietarios, inquilinos...) es el camino a seguir para acabar con los abusos.