143 metros de eslora, mástiles de 90 metros de altura capaces de soportar 3.700 metros cuadrados de superficie vélica, casi cuatro años de construcción y más de 400 millones de euros. Son sólo algunas de las cifras del yate a vela A, diseñado por Philippe Starck para el multimillonario ruso Andrei Melnichenko, que ayer despertó la curiosidad y atención de residentes y turistas en Ibiza, donde se encuentra navegando por primera vez ya que su botadura oficial se produjo en octubre del año pasado en los astillero de Kiel, en Alemania.
Por la mañana fue visto por la zona de ses Figueretes y Platja d'en Bossa, donde acaparó los flashes debido a su gran tamaño. Este palacio flotante es el sucesor del yate a motor A, que también fue diseñado por Starck.
Sin embargo, este yate a vela es mucho más grande que el anterior en todos los sentidos ya que, además de su gigantesca eslora y el tamaño de sus mástiles que llegan casi a ser de altos como el Big Ben, tiene capacidad para albergar a medio centenar de tripulantes y acoger a 20 invitados.
Este megayate cuenta con ocho cubiertas, un helipuerto, su casco está construido en acero con refuerzos de fibra de carbono y alcanza una velocidad de crucero de 16 nudos con una máxima de 22 nudos. Su autonomía es de 5.300 millas y tiene dos motores diésel de 3.600 kw y otros tantos eléctricos de 4.300.
Al parecer cuenta también con un salón en la línea de flotación para disfrutar de vistas panorámicas submarinas e, incluso, en publicaciones especializadas en el mundo de la náutica aparece que las entrañas del velero podría albergar un submarino.
Todo un gigante del mar hecho según los caprichos del magnate ruso Melnichenko, que con 44 años tiene una fortuna 10.000 millones de euros gracias a sus negocios en empresas de producción de fertilizantes, de carbón, de tuberías y el banco MDM Bank.