«La solución no pasa por vivir en una caravana por 235 euros al mes. La solución es vivir en una casa a un precio razonable, no a 1.800 euros al mes. Ibiza se encuentra en una verdadera alarma habitacional extrema y las autoridades no pueden mirar hacia otro lado cuando hay niños de dos años y familias enteras viviendo en furgonetas». Es el mensaje que lanzaba ayer Sergi Sanz sentado en la entrada de la autocaravana en la que vive desde hace cuatro meses. Sergi, natural de Ontinyent (Valencia), llegó a la isla en abril de 2016 con un contrato en el sector de la seguridad privada. En estos 14 meses ha estado en una casa, ha compartido vivienda, una habitación y ahora vive en su autocaravana.
Alarma en Ibiza
La suya es una más de la veintena de caravanas que se encuentran aparcadas en diversos puntos del parquin de ses Variades. A su lado está la caravana que Francisco comparte con ‘Control', su pastor alemán. Esta situación se repite en otras zonas de aparcamiento de la isla. «Puedo decir que me siento un afortunado porque hay gente que no tiene donde ir, pero vivir en una caravana no es lo normal. La mayoría lo hacemos por necesidad, porque era la única salida, no como una forma de vivir, que también los hay, pero no es el caso», puntualiza Sergi sentado en la mesa que tiene justo detrás de la cabina del conductor y debajo de su cama. «Tengo cocina y baño, pero para ducharme tenemos que recurrir al gimnasio y lavo los uniformes en una lavandería. Busqué durante meses pero los precios en la isla son abusivos. Estaba a punto de arrojar la toalla y regresar a la Península, pero surgió la posibilidad de comprar una caravana, hice números y aquí estamos».
Francisco media en la conversación. Dice estar cansado de que les busquen las televisiones nacionales ahora, en plena temporada, «después se olvidan de Ibiza y las caravanas siguen porque, desgraciadamente, esto va a ir a más. Hay una alarma, una crisis de viviendas generalizada en las Balears, pero lo de Ibiza ya ha rebasado todos los límites». Hasta hace poco vivían en la zona una mujer con un pequeño dentro de una furgoneta. En la zona también reside una mujer de 70 años en una caravana. «Es muy duro ver a un niño de dos años durmiendo día tras día en los brazos de su madre dentro de un vehículo, sin unas mínimas condiciones. Les ofrecimos ayuda pero finalmente optaron por irse», lamenta Sergi.
La falta de viviendas a un precio razonable está provocando una fuga de profesionales o un freno a su llegada. «En el tiempo que llevo aquí he visto a mucha gente que ha tenido que marcharse, gente que llegó con contratos laborales pero que ha visto reventado su horizonte por culpa de unos alquileres de locos. A todo el mundo nos gusta vivir bajo un techo con cuatro paredes y tener una ducha con presión de agua, pero desgraciadamente los abusos que se están dando en Ibiza han generado un problema muy grave, una crisis habitacional que requiere ya medidas urgentes», subrayó Sergi.
La situación que presenta ses Variades no es una excepción en la isla ya que las caravanas también afloran en puntos de Vila como el aparcamiento disuasorio localizado junto al recinto ferial de Vila y caminos retirados en zonas boscosas.
LA NOTA
Aparcamiento regular si no sacan elementos fuera
El estacionamiento de autocaravanas en zonas destinadas al aparcamiento está permitido por la normativa de Tráfico que data del 1974, siempre que no se saquen elementos al exterior. Así, según apuntaron fuentes del Ayuntamiento de Sant Antoni, si no se disponen elementos como cocinas, mesas u otros enseres fuera de la caravana se considera que la caravana está aparcada como cualquier otro vehículo. En el momento en el que
hay objetos externos pasa a considerarse como acampada y esta circunstancia sí que tiene unas limitaciones
perseguidas por las ordenanzas municipales.