La atípica temporada que está viviendo Ibiza en términos de actividad y beneficios del sector turístico, sobre todo en la pequeña y mediana empresa, puede atribuirse, según el presidente de Pimeef Restauració, Joan Riera, a una oferta desmesurada, un elevado índice de intrusismo y una falta de preparación y profesionalidad de un buen número de empresarios.
Aunque las patronales hablan de una «buena» campaña, desde el sector turístico y comercial de la isla se percibe un desajuste entre las cifras récord que maneja el aeropuerto de Ibiza (2,2 millones de pasajeros hasta julio, un 8% más que en 2016) y los beneficios empresariales.
Joan Riera percibe el origen de esta temporada atípica «en que hay una oferta desmesurada de todo». «Yo pienso que hemos tocado techo. Por las opiniones que estoy recogiendo, el comercio se queja de que la gente no entra o no compra y a los restaurantes un día les va bien y al otro mal. Ibiza no es el Dorado. Todo el mundo viene aquí a abrir negocios y restaurantes. Vienen a especular de mala manera y sin tener a sus trabajadores en condiciones. No son profesionales del sector y esto es lo que pasa», sostiene el propietario del restaurante Ca n'Alfredo.
Según el empresario hostelero, el «problema número uno de Ibiza» es precisamente la «falta de profesionalidad» de muchos empresarios que, en su opinión, «vienen buscando estrujar Ibiza y hacer el ‘agosto'». «Si a finales de septiembre ven que no les ha ido tan bien, al año siguiente vuelven, le cambian el nombre al local, y ya está. El personal no está formado. Hay una oferta desmesurada, intrusismo a manta y muchísimos empresarios que no son profesionales del sector», resumen Riera.
El Puerto y la Marina
En cuanto a las quejas por parte de diferentes asociaciones de comerciantes y restauradores que atribuyen el descenso en sus ventas a la peatonalización y la falta de aparcamiento en el centro de Vila, el portavoz de los hosteleros se muestra contundente: «El cliente lo que no quiere es que le engañen». Riera considera que los precios «abusivos» son los culpables de las pérdidas que declaran negocios del puerto y la Marina, y sostiene que en el casco histórico de la ciudad «se deben vender productos locales y no productos hechos en Asia o la India». «Si tienes un producto de calidad, que además es un producto de moda, y tiene buen precio, funcionará. Esto está inventado», precisa Riera, que defiende un casco histórico «integrado entre el Puerto, la Marina, Vara de Rey, la plaza del Parque y Dalt Vila». «Todos debemos ser uno», subraya.
En referencia a los megayates atracados en el puerto y al poder adquisitivo de sus inquilinos, Riera sostiene que «no van a las terrazas de enfrente a tomarse un chupito, irán al Lío o sitios así». Y sobre los visitantes que llegan a bordo de cruceros turísticos, recuerda que «no son multimillonarios; vienen con todo incluido y luego es normal que no gasten tanto y no compren. Pero sí quieren tomarse una buena paella o un buen arroz. Lo que no quiere la gente es que le engañes», reitera.