Pere Juan Ribas preside la Asociación de Vecinos de la Vénda de es Fornàs desde que se constituyó en 2015 con el objetivo de frenar o modificar el proyecto de la línea de alta tensión prevista en esta zona. Pendientes aún de esta lucha, los vecinos tienen varios frentes abiertos como la cantera en s'Espartar, la depuradora de Vila o el campo de motocross.
— La asociación nació por la preocupación de los vecinos por la línea de alta tensión. ¿En qué momento se decidió crearla?
— Se creó el día de Sant Antoni de 2015 fruto de la inquietud que nos provocó ver una serie de personas por nuestras fincas que estaban planificando el desarrollo de una línea de alta tensión para suministrar las necesidades energéticas de la isla.
— Después de mucha movilización el Govern se ha movido para buscar una alternativa. ¿Se ha conseguido el objetivo?
— El objetivo que pedíamos inicialmente era soterrar la línea. Lo único que pedimos es que las formas sean correctas acorde a lo que está establecido en esta zona, que es un área muy protegida donde los propietarios casi no somos dueños de lo que tenemos. No era bien recibido poner una línea en las magnitudes que se estaban planificadas, además teniendo ya una línea de 50 años.
— ¿Los vecinos están contentos con la solución?
— La nueva propuesta lo que hace es cambiar el trazado, anula la línea prevista y refuerza las líneas existentes, no solo la de es Fornàs, sino también la de la carretera de Sant Josep y se desarrolla en tramos soterrados por Platja d'en Bossa. Si miramos la diferencia entre ambas soluciones es más favorable la segunda que la primera. También tendremos que ver lo que supone la magnificación de la actual línea porque es una idea pero aún tenemos que ver el proyecto. Si no nos gusta, los vecinos también tenemos derecho a presentar alegaciones.
— ¿Garantiza el suministro a largo plazo?
— La línea grande se descarta pero si a lo largo del tiempo hay un crecimiento de la isla puede volver la necesidad de crearla. Creo que con un consumo eficiente, con las renovables y sin traspasar líneas rojas de crecimiento urbanístico se puede ampliar plazo.
— ¿Si los vecinos no se hubieran movilizado, el proyecto anterior se hubiera hecho?
— Sin ninguna duda. Cuando no hay una movilización social, la administración sigue adelante.
— Los vecinos también se han opuesto a autorización de una cantera en s'Espartar.
— Se promovió de forma particular e hicimos alegaciones. Esta parte de Ibiza ya está muy saturada de infraestructuras. Ya tenemos la cantera de Cas Capità, tenemos el depósito de agua que suministra Vila o el depósito de vehículos. Cuando una administración no sabe que hacer con una cosa la lleva a es Fornàs, concretamente en sa Coma, es la ubicación ideal. Es el caso de la depuradora. Como si aquí no viviera nadie o no hubiera unos valores medioambientales.
— ¿Los vecinos se sienten saturados?
— Cuando creamos los estatutos de la asociación pusimos preservar el medio ambiente y la calidad de vida de los vecinos. Es calcado al artículo 45 de la Constitución que habla de un consumo racional del territorio y que si se consume sea en beneficio de la calidad de vida de los habitantes. No se cumple, porque nos ponen una depuradora o un campo de motocross que nadie quiere o unas canteras porque es más cómodo ir a buscar grava a 3 kilómetros de Vila que a Sant Joan. Nos sentimos saturados y presionados por la propia administración y alguna empresa privada.
— ¿Qué molestias tienen los vecinos por estas actividades?
— Cualquier actividad es molesta porque o no controlan al 100% los efectos colaterales y o si los controlan no los subsanan. La discoteca Amnesia, por ejemplo, está reglada pero da molestias, no por el ruido que hace, sino por la gente que va. Nadie contemplaba que a lo largo de más de un kilómetro la gente iba a hacer botellón. Es suciedad que la administración no retira. Es una industria molesta, como la depuradora o el campo de motocross.
— ¿En general se sienten escuchados por las administraciones?
— Siempre. Nos reciben, nos atienden y luego hacen lo que pueden. Las mejoras se consiguen gracias a que trasladas los problemas a la administración, sino ellos se hacen los locos. Como asociación en estos tres años hemos tenido más de 100 reuniones.
— ¿Cuántos vecinos viven en es Fornàs y cuántos forman parte de la asociación
— La venda de es Fornàs tiene 12 kilómetros cuadrados y habrá un centenar de casas y unos 200 vecinos sin contar los que están al lado de la carretera. Somos unos 100 socios.
— ¿De que forma se ven afectadas las casas por la normativa territorial cautelar?
— Como es suelo rústico protegido no se pueden construir casas nuevas, las casas viejas no las puedes ampliar y si las quieres arreglar lo tienes que hacer como ellos quieren, pero no hay ninguna ayuda económica ni burocrática. Tampoco se puede cambiar el uso, lo que quiere decir que no la puedo alquilar como vivienda turística cuando sería una forma de sacar un rendimiento económico para paliar el gasto que da una finca. Tienes que preservar un paisaje, cuidar el bosque y labrar pero no puedes arreglar tu casa. Todo para que la gente que viene a pasear lo vea todo bonito. Se crea un perjuicio y no es justo. Nos sentimos agraviados.
— ¿Qué reclamaciones hacen?
— Se espera de nosotros que seamos jardineros del paisaje sin ninguna contraprestación. Pedimos que se sienten con los vecinos para que no saquen normas a tontas y a ciegas, como la norma que prohibía tener vallas de más de un metro lo que impedía tener cabras y ovejas. Estamos permanentemente acusados por las leyes que hacen como si fuéramos los culpables de todo.
DEMANDA
Campos de motocross repartidos por toda la isla
El presidente de la Asociación de Vecinos de la Vénda de es Fornàs, Pere Juan, espera que la propuesta que hicieron al Consell d'Eivissa para realizar varios campos de motocross en la isla siga adelante para que los vecinos no soporten todas las molestias de la prevista en Sa Coma. Según explicó, la intención es ir alternando el uso, ya que «no es lo mismo tener motos cada fin de semana que un fin de semana al mes». «Además solicitamos que en vez de empezar a las 7 de la mañana inicien la actividad a las 9 o a las 10», añadió el presidente de la agrupación que reclama «repartir entre todos el ruido», ya que con este proyecto se llevan «más perjuicios» y más «consumo de territorio». Pere Juan anunció que se reunirán con los diferentes ayuntamientos para intentar sacar adelante la propuesta.