Ni de día ni de noche. El barrio de sa Capelleta de Vila vive desde hace tiempo a la sombra. Los frondosos árboles de Vía Púnica no dejan pasar la luz del día y la poca iluminación que proporcionan las farolas por la noche son una de las principales quejas de vecinos y comerciantes de este barrio situado junto a las murallas.
Miguel Cerdá, presidente de la Asociación de Vecinos de sa Capelleta, insiste en la necesidad de podar los árboles del barrio. «Los árboles tapan la luz de las farolas y además están tan crecidos que los ladrones pueden trepar por ellos para robar a las terrazas», explica.
Mónica, de Dalt Vila Café, se queja de que este año no hay ambiente navideño en una zona eminentemente comercial llena de pequeños negocios. «A las siete de la tarde ya no hay nadie por la calle. Igual si hubiera luces de Navidad a la gente le darían ganas de pasear. Si no hay nada te metes en casa», afirma. Para Mónica la solución podría ser sencilla: «Con la de árboles que hay podrían poner luces en las ramas».
María Amador, del comercio Tentaciones de María, califica el alumbrado de Vía Púnica de «pésimo». «Parece que está todo cerrado porque está oscuro. La única luz la damos los propios comercios con nuestros escaparates», asegura. En su opinión, las farolas están muy separadas y dan muy poca luz. «Harían falta más farolas y de más potencia», añade.
Por otra parte, la dueña de esta pastelería asegura que la peatonalización de Vara de Rey ha provocado una importante bajada en las ventas. «Antes había más tráfico en la calle y por eso había más movimiento de gente», lamenta.
Sin decoración navideña
Mari Carmen, propietaria de Vilacakes, comparte también esta opinión. «Se nos ha quedado la calle apagada», comenta. Al descenso de la clientela por el cierre al tráfico en el centro, este año se suma la falta de alumbrado navideño. Las pasadas Navidades los propios comerciantes se encargaron de colgar cajas de regalos en las ramas de los árboles pero al día siguiente se encontraron con que algunos vándalos los habían destrozado. Por este motivo, este año ya no volverán a repetir la iniciativa.
No obstante, el principal caballo de batalla de los vecinos y comerciantes del barrio es la limpieza y el mal estado de las calles. Mari Carmen se queja de las condiciones en las que están las jardineras y, especialmente, de la suciedad que se acumula en las aceras a pesar de que los comerciantes las barren diariamente.
Otra de las quejas más escuchadas en el barrio es la abundante presencia de excrementos de perros en las calles. «Cuando pasas por la noche pisas las cacas porque no hay luz», señala.
Nayibe, propietaria de la cafetería Delixir, critica que los dueños de los animales no recojan los excrementos de sus mascotas. A su juicio, Vía Púnica es «la calle más sucia que he visto nunca». Lamenta que la máquina barredora que pasa cada día por la calle se limite a «echar la porquería a los lados».
El presidente de la asociación vecinal de sa Capelleta también opina que los servicios municipales de limpieza «limpian poco». Aunque reconoce que la gente es incívica y no es lo limpia que debería, considera insuficiente que solo pase un barrendero por las mañanas. Tampoco cree que las máquinas barredoras sean efectivas. «Si hay coches aparcados no pueden limpiar bien», argumenta.
Además, se queja de que los representantes de la asociación llevan meses intentando reunirse sin éxito con el departamento de Medi Ambient de Vila para tratar de mejorar la limpieza en el barrio. «Nos hacen promesas pero pasan los meses y no vemos ningún avance», lamenta.