Ayer se iniciaron las exhumaciones en la Catedral de Ibiza en el punto donde se enterraron a casi un centenar de ciudadanos que fueron masacrados en el Castillo de Dalt Vila la noche del 13 de septiembre de 1936. Una jornada calificada de «satisfactoria» que dio como resultado el hallazgo de un cráneo que permitió a los forenses «reconstruir el esqueleto completo de una persona».
Así lo confirmó Miguel Ángel Sánchez, promotor de Justicia y vicario judicial adjunto de la diócesis pitiusa, quien especificó que «el cráneo tenía los efectos de un disparo de un arma de fuego con orificio de entrada y de salida».
Los restos encontrados «en un rincón apartado» pertenecen a un «varón de entre 30 y 45 años» y se someterán a nuevos análisis que permitirán a los forenses elaborar un informe.
«Lo importante era certificar que en la Catedral hay personas que han sufrido lo que todos sabemos que han sufrido y, con eso, prácticamente tenemos cubiertas las exigencias canónicas del Tribunal», puntualizó Sánchez.
De este modo, finalizan los trabajos de exhumación en la Catedral ya que «tenemos la certeza de que allí fueron trasladados en su día los restos de las personas asesinadas», detalló Sánchez quien añadió que «es imposible sacar más cuerpos porque están todos amontonados y mezclados y, con el paso de los años, se ha convertido en una tarea demasiado ardua».
Proceso de exhumación
La identificación de los cuerpos de los 21 sacerdotes que fueron asesinados en las Pitiusas comenzó el martes en el cementerio de Santa Eulària donde se inició el primer desenterramiento para encontrar al antiguo sacerdote de la parroquia, Antonio Tur Costa, a su padre «con quien vivía» y a su hermano que «estaba de camino y lo mataron».
La primera jornada en Santa Eulària no dio los resultados esperados y será el viernes cuando se sigan abriendo nichos. «Encontramos restos, pero no los que buscábamos. Si los trabajos previos de Santa Eulària permiten acceder a otros nichos, volveremos para abrirlos y seguir buscando lo que queremos», explicó el promotor de Justicia.
El objetivo es identificar el máximo número posible de los cuerpos incluidos en la causa de canonización que, según dice Sánchez, «son Joan Torres Torres y 20 sacerdotes que murieron en la guerra». Cabe recordar que Joan Torres Torres, el primer asesinado, llevaba menos de un mes como párroco en el Pilar de la Mola, en Formentera, y su cadáver fue arrojado al mar junto con dos seglares. De esta manera, se busca a un sacerdote en Formentera, otro en Santa Eulària y a 19 en la catedral, aunque con el hallazgo de ayer, dan por finalizados los trabajos en esta.
«Cuando estén identificados los restos que encontremos se obtendrán reliquias para que, si se lleva a cabo la canonización, se tengan reliquias de los santos».
Trabajo del Tribunal
«Primero se hizo una parte documental, después se recogieron diferentes testimonios y todo eso se mandó a Roma, a la Congregación para la Causa de los Santos», matizó Sánchez. De esta manera, el Vaticano les ha dado luz verde para el reconocimiento de los restos; una labor que, una vez finalizada, permitirá que se levante el acta con los resultados que «se enviarán a Roma y ellos seguirán con el proceso».
El Tribunal está presidido por el obispo, Vicente Juan Segura, un notario, José Martínez Franco, dos forenses acompañados por Ramón Fita, perito eclesiástico que ya ha trabajado en exhumaciones en Valencia, un equipo de albañiles y el vicario judicial, Miguel Ángel Sánchez.