Oliver y Josef, ambos alumnos del grado superior de FP de Marketing del IES Blanca Dona, se encargaron de recibir a los invitados del I Esmorzar Professional, que eran más de una treintena de empresas de diferentes sectores, desde la turística, gestorías o de alimentación. Uno a uno acompañaron a los invitados hasta la puerta de la biblioteca del instituto donde se celebró el encuentro entre empresarios y los representantes del sector educativo para este intercambio de experiencias. No fue sólo un mero acto de protocolo sino que Oliver y Josef hicieron una clase práctica, como la que muchos otros compañeros que hacen formación en centros de trabajo, pero fuera del centro. Blanca Dona ha firmado 359 acuerdos con empresas y en el encuentro de ayer los representantes de la administración educativa y los empresarios expusieron sus experiencias.
La directora general de Formació Professional del Govern, Maria Alorda, pidió la colaboración de lo empresarios para adaptarse a los nuevos tiempos en el mercado laboral. «Necesitamos ir de vuestra mano porque los cambios en educación son lentos y vamos un poco detrás de los cambios en la sociedad y eso no se puede permitir», dijo. Alorda destacó que uno de los «pilares de la FP es la relación con las empresas, sin vosotros no podemos existir».
Tanto Alorda como la delegada de Educació, Margalida Ferrer, expresaron su preocupación por la alta tasa de abandono escolar. La directora de la FP pidió a los empresarios que «compensen» a los alumnos que han hecho el esfuerzo para tener sus titulaciones. Por su parte, la inspectora de la educación consideró imprescindible una coordinación entre las empresas y el centro educativo «para que comuniquen el autor las carencias de los alumnos y se establezca un feedback». El director del IES Blanca Dona, Alex Pitaluga, citó al empresario Richard Branson, fundador de Virgin que dijo «forma bien a la gente para que pueda marcharse y trátala mejor para que no lo haga».
Varios empresarios explicaron su experiencia con alumnos en prácticas. Pedro Martín, jefe de ventas del sector de automoción, destacó que «es una experiencia muy positiva; de los ocho trabajadores en plantilla, dos han salido de aquí, hay un tercero en prácticas y comenzará una cuarta persona» y animó a otros empresarios que no han participado a que se sumen. Ester Torres, de una empresa de vinos, también animó a otras empresas pero precisó que han de tener en cuenta que «no es un nuevo empleado, está aprendiendo; tienen mucha motivación que les sale para comerse el mundo». Otro de ellos destacó la necesidad de que «la educación ha de esta conectada con la realidad; no hay nada peor una cosa abstracta. La base está en conseguir que la gente este motivada; es una prueba de que eso funciona».
La llave de los idiomas
En este sentido, Ángeles Noguera, de Fomento del Turismo, señaló «pequeños fallos que hay, como que los programas educativos son muy globales. Tienen que tener un nivel de inglés muy bueno, tenéis que ser muy duros en el área de los idiomas; son una llave muy importante. Con los idiomas y una vivienda tenemos bastante abonado». Además, incidió en el papel de las empresas: «Es nuestra obligación ayudar a los alumnos a encontrar su ubicación». Alfonsa Boned, de una gestoría, admite que no todas las experiencias ha ido buenas «pero tienen un feedback» y aunque no siempre tienen la posibilidad de contratar «les decimos que dejen sus currículums o si necesitan referencias, se las daremos». Joan Martínez destacó que «le agrada que los alumnos se sientan parte del equipo, de que son una pieza importante del trabajo que hacemos entre otros». Algunos se han quedado, pero otros se van. «Competimos con salarios más golosos». De hecho, este es un problema que afecta a otras empresas, como señaló Pedro Martín: «Competimos con los trabajos de verano que nos roban un poco los talentos».