Miércoles. Cruce de la Travesía de Jesús con la calle Cap Martinet. Un vecino de 75 años y nacionalidad italiana desciende de su coche para realizar una compra. Llueve y cruza de forma irregular por el centro de la vía sin advertir la llegada de un camión. Eran las 11 horas cuando se paraba el corazón de la última víctima que se ha cobrado la carretera en trece meses especialmente trágicos con 25 muertos. Apenas 24 horas antes se había registrado la víctima mortal que elevaba la cifra a 24. Antonio Marí, vecino de 72 años de Sant Antoni, fallecía tras sufrir un accidente con su ciclomotor a la altura del kilómetro 18,500 de la EI-700, una carretera que ha sido el escenario de seis accidentes mortales, entre ellos, el arrollamiento mortal del ciclista Daniel Viñals y el de una mujer británica de 74 años en cuestión de horas, en un 29 de abril trágico en la carretera.
Arranque trágico del 2018
El arranque de 2018 guarda cierto paralelismo con el 2017, pero la preocupante tendencia al alza se ha traducido con cuatro muertos en los cincuenta primeros días del año, uno más que en el mismo periodo de 2017.
Un joven motorista de 30 años fue el primer nombre que engrosó el fatídico balance de víctimas en accidentes de tráfico en este 2018. Ocurrió el 22 de enero en la entrada a Santa Eulària. Cuatro días después, un conductor de 49 años fallecía en un choque frontal entre dos turismos en Cala Llonga. El siniestro ocurrió en el mismo punto en el que, el 6 de julio fallecía un motorista de 40 años que chocó contra un camión.
La red viaria de la isla cuenta con varios puntos negros y otros donde los accidentes leves o menos graves se suceden, y pueden llegar a provocar víctimas mortales como el caso del arrollamiento mortal ocurrido el miércoles en el cruce de Jesús.
«Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Es un cruce muy conflictivo y era cuestión de tiempo que un accidente acabase con una víctima mortal». Son palabras de un vecino de la zona del cruce de Jesús donde el miércoles fallecía Marino, de 75 años. Pero la sensación de riesgo también está muy latente entre los vecinos y usuarios de la carretera que conecta Santa Eulària con Sant Carles, o varios tramos de la EI-700 entre Sant Josep y Sant Antoni.
En estos puntos los vecinos critican la falta de arcenes y espacios de escapatoria en unas carreteras que están repletas de accesos y caminos vecinales.
La sucesión de accidentes graves en la zona de Sant Carles puso sobre la mesa la necesidad de adoptar medidas urgentes en esa vía. La EI-200, con un buen asfalto y una larga recta con infinidad de accesos laterales se ha convertido en una trampa mortal para los usuarios, ya sean conductores o viandantes. El año pasado en ese tramo perdieron la vida tres personas, una vecina que fue arrollada por un coche, el ocupante de un coche que murió tras una colisión con otro vehículo y un joven motorista de 24 años embestido por un coche junto al acceso de la ferretería sa Rota.
En la última reunión de la Comisión de Tráfico y Seguridad de la Circulación Vial, celebrada el pasado 7 de noviembre, se puso sobre la mesa la necesidad de poner soluciones en estos puntos especialmente conflictivos.
Vecinos y usuarios insisten en que las medidas se deben adoptar de manera urgente para poner freno a unas cifras «dramáticas e insostenibles».