Bajo el cielo abierto, entre columpios y toboganes y con la interrupción frecuente del paso de los aviones, cerca de 40 residentes de Illa Plana celebraron el pasado miércoles la primera reunión de vecinos en mucho tiempo.
El motivo: la preocupación de los residentes en esta zona de Ibiza por la instalación de un negocio ilegal en una de sus casas residenciales. Al parecer un prostíbulo, según indicaba la convocatoria.
Si bien no han sufrido todavía ningún tipo de altercado ni de problemas con el ruido, desde hace unas semanas han notado la llegada habitual de taxis a altas horas de la madrugada en uno de los chalets que existen en el barrio. José Luís explica que fue a través de un amigo suyo que se enteró. Dice que le comentó en una conversación casual de la existencia de este local en el que, supuestamente, se practica la prostitución. «Me mostré sorprendido porque no había notado nada raro […]. Este tipo de actividades pueden acarrear problemas en un barrio muy tranquilo y no es agradable enterarse de algo así», explicó este vecino a Periódico de Ibiza y Formentera.
La vecina de la calle paralela al supuesto prostíbulo confirmaba las sospechas al haber recibido esta misma semana cinco o seis llamadas a su telefonillo. Su casa es muy parecida a la que ocupa el presunto prostíbulo. «Las últimas veces ya ni hacía caso; sólo deseaba que les reventara el dedo», explicó. Una de las vecinas le propone que ponga un cartel: «Aquí no es», debería rezar el mismo.
El impulsor de la reunión es Michael Feasey, británico residente en el barrio. Vive pared con pared con el edificio en el que supuestamente se ofrecen estos servicios de prostitución. Cuenta que la policía acudió una vez, tras su llamada. Sin embargo al comprobar que las personas del interior tenían todos los papeles en regla no pudieron hacer nada más.
«Quiero poner una denuncia, pero me gustaría que fuera en nombre todos los vecinos, no sólo mío», manifestó Feasey. Es por ello que comunicó a la presidenta de la asociación de vecinos de Talamanca, Ses Figueres y s'Illa Plana, Natalia Brown, de esta reunión, para que acudiera y poder proponerle que se efectuara esta denuncia desde la asociación. La presidenta aceptó asisitir, pero finalmente no pudo hacerlo.
La reunión se desarrolló en un ambiente cordial y muy crítico con las necesidades del barrio. Indican que a pesar de pagar el Impuesto de Bienes Inmuebles más alto del municipio, no ven por parte del Consistorio una correspondencia en el cuidado de sus infraestructuras. «Teníamos unos baches en los que cabía una rueda entera, pero en lugar de asfaltar, el Ayuntamiento sólo va poniendo parches, explicó una vecina.
Finalmente, la asamblea decide que no iniciará la confrontación sino que planteará a los actuales inquilinos el descontento de esta zona residencial para que no continúen con la actividad del supuesto burdel. Se acuerda enviar un burofax para hacerlo de un modo oficial. Si no hubiera respuesta, iniciarían las acciones legales a su alcance. Desde la policía se les ha informado de que si no hay altercados es complicado terminar con la actividad de esta clase de negocios. Sin embargo la unión hace la fuerza. El pasado miércoles un nuevo movimiento vecinal inició su andadura bajo el cielo de Illa Plana
Nueva Asociación
Mariano Roig indica que ya existió una asociación de vecinos de Illa Plana. «Entonces todo esto eran viñas», recuerda. Eso fue hace 35 años, desde entonces hubo sólo un intento de retomarla, pero no cuajó al no haber implicación vecinal.
Se queja, como todos, del abandono que sienten po parte del consistorio. «He paseado a concejales en las últimas cuatro legislaturas por el barrio. Todos han visto las necesidades y dicen que harán algo, pero luego nada», se manifiesta indignado. Espera que este hecho sea un nuevo inicio para formar una asociación que defienda sus intereses. Anteayer hubo unidad.