El nuevo sistema para controlar el acceso al tráfico a Dalt Vila y la Marina, basado en un moderno sistema de cámaras de lectura de matrícula y bolardos automáticos, sigue en periodo de pruebas antes de su entrada en funcionamiento de forma definitiva.
Así lo informó hace unos días el Consistorio que apuntó que los vecinos de la zona «serán los primeros en enterarse». Para ello, recibirán una carta donde se les explicará el sistema y las diferentes normas que se derivan de la zona ACIRE.
Sin embargo, el malestar de vecinos y comerciantes del casco antiguo va en aumento y critican que con el «inicio» de la temporada turística aún no se haya hecho efectivo y ni siquiera sepan los trámites que deben realizar para que las cámaras lean su matrícula y les permitan el paso.
Casos particulares
Por otra parte, una usuaria denunció públicamente la situación que viven tanto ella como su hermana cuando visitan a su padre que vive en Dalt Vila.
«En la última concesión de tarjetas para circular por Dalt Vila en el 2016, el Ayuntamiento junto con la Policía Local restringieron, una vez más y a lo mínimo posible, el acceso de mi hermana y mío en coche al barrio, concediéndonos una sola tarjeta para dos vehículos y limitándonos tan solo a circular, pero no aparcar», señaló.
El problema, según apuntó, es que su familiar, de avanzada edad, estaba enfermo y tuvieron que estacionar el vehículo; una situación que se les permitía y por la que recibieron un aviso por parte de la Policía Local. «¿Se plantea la concejalía de Movilidad algún tipo de permiso especial para estos casos», preguntó.
Por su parte, el Ayuntamiento explicó que lo que se hace, en un primer momento, es marcar unas normas estándares de funcionamiento. «Cuando se trabajan las normas siempre hay algunos casos concretos que no quedan reflejados en la norma, pero que se pueden estudiar y facilitar soluciones», explicaron.
Por este motivo, piden a los usuarios que hagan llegar al Ayuntamiento sus necesidades concretas que «estudiaremos para dar las soluciones pertinentes y adecuadas».
Además, esta vecina de la isla acusó al Consistorio de no dejarles aparcar a pesar de tener la tarjeta, pero sí permitir el estacionamiento de decenas de coches de alquiler. «¿Conoce la policía quién vive en el barrio y quién es turista? ¿Se plantearía la concejalía de Movilidad asignar agentes que conozcan la zona y con buenas maneras?, señaló.
Ante estas acusaciones, el Ayuntamiento dijo que «la zona es vigilada como las otras y, en caso de que haya coches que no tengan permitido el aparcamiento, son sancionados».