Rafa Ruiz, alcalde de Ibiza, reconoce que todavía quedan por cerrar varios de los proyectos que prometieron llevar a cabo al inicio de la legislatura. Aún así, recuerda que otros tantos se han conseguido hacer, lo que ha supuesto un cambio «importante» en la ciudad. A su juicio, faltan medios, pero sobran ganas.
—¿Qué está pasando en Ibiza con los atascos?
—Lo que pasa es que sobran coches. El PP lo quiere enfocar hacia una política nuestra equivocada y yo, sinceramente, creo que ellos no están siendo responsables con el tema de la movilidad porque es una política a largo plazo. En Formentera han tomado la decisión de restringir coches y ha sido por unanimidad y creo que vamos por esa línea. Las políticas de movilidad pasan por limitar la entrada de coches en los cascos urbanos y más en una ciudad como la nuestra que tiene una densidad de población que solo en residentes es la más alta de Baleares y de las más altas de España. Tenemos a cuatro residentes por metro cuadrado; residentes censados a los que hay que sumar la gente que viene a trabajar que son unos 15.000 más.
Estamos convencidos de que lo que hay que hacer es quitarle protagonismo al coche. Lo que sería una oposición responsable pasaría por plantear alternativas, por ejemplo, a que no haya ningún tipo de control al alquiler de coches y potenciar mucho el transporte público.
—¿Se van a hacer más aparcamientos disuasorios?
—Sí, en la E-10 se hará un gran parquin para que la gente vaya entrando caminando y yo creo que el de la APB con 700 plazas va a ayudar mucho, pero es verdad que dentro de los cascos aparcar gratuito es prácticamente imposible. La idea que hemos implementado junto con el Consell, del bus al puerto de forma gratuita, es el modelo que queremos. Alguno lo puede criticar, pero estamos firmemente convencidos de que, en el futuro, el coche en Ibiza será prácticamente para residentes. Además, esto pasa en cualquier ciudad patrimonial. Nosotros estamos siendo de lo más flexibles con el acceso en coche a la zona patrimonial.
—Hace apenas unos días saltaba a la luz de nuevo el tema de los asentamientos ilegales. Por parte del Ayuntamiento, ¿qué tipo de control se hace?
—A principios de la legislatura montamos un protocolo desde alcaldía con diferentes concejalías y Policía Local para tener claro cómo actuar en los numerosos asentamientos que hemos ido desmontando durante toda la legislatura. Respecto al de sa Joveria, no es lo mismo actuar en terreno privado que en terreno público. Este tipo de asentamientos los tiene controlados la Policía Local y este en concreto está en procesos judiciales y hay una investigación abierta por parte de la Policía Nacional. Además, ya estábamos trabajando desde antes de los incendios con el Ib-Salut por el que hay frente al helipuerto. El Ib-Salut ha hecho un informe que creo que será determinante a la hora de tomar decisiones. También la Policía Local y la Policía Nacional han hecho un trabajo de pedir documentación y saber quién está allí y por cuánto tiempo y las dos grandes caravanas que había dentro del recinto ferial ya no están.
—¿Esto está directamente ligado con el problema de la vivienda?
—Tenemos la presión de la gente que viene a trabajar a Ibiza, que ya se ha puesto casi de moda tener un buen sueldo y vivir en cualquier sitio. Eso es un tema muy complejo que entre todos tenemos que solucionar. En las medidas contra el piso turístico hemos sido pioneros y seguiremos siendo determinantes a la hora de que nuestra gente, visitantes, residentes o gente de temporada puedan vivir en unas condiciones dignas.
—Para seguir luchando por esto es necesario disponer de más inspectores.
—Sí, sí. Hemos sido la primera ciudad de España en prohibir el piso turístico, pero necesitamos medios. Tuve la oportunidad de hablar con la ministra sobre ello. Tenemos que cuidar la marca Ibiza, que es muy potente, y estamos convencidos que para poder hacerlo hay que acabar con esta lacra del piso turístico ilegal. Primero hay que hacer estudios rigurosos de cuántos coches tenemos, cuántos barcos, cuántas viviendas ilegales hay… y ese estudio se encargó en el Consejo de Alcaldes para tomar decisiones con datos. Se está haciendo por parte del Consell supongo.
—En está línea, ¿qué pasa con los bajos comerciales de Figueretes?
—Pasa que, como en todo, la gente se pone a vivir donde puede. Hemos sancionado a bastantes, pero no tenemos medios para sancionar. Uno de los principales problemas es que la administración local está muy falta de recursos y gracias a la famosa ‘Ley Montoro', que espero que mis compañeros la liquiden pronto sobretodo a esos ayuntamientos que como nosotros no tienen deuda, se complica. Me gustaría destinar ese dinero que tengo en el banco a contratar un servicio de inspección, para pisos y locales que son ilegales, porque los trámites que hay que hacer son muy lentos. Tenemos que tener medios y la Policía Local no llega.
—Sin dejar de lado el tema de la vivienda, ¿por qué no se habilita el edificio que está pegado al muro (antiguo Casal de Joves) como viviendas?
—El tema de la vivienda es complejo y no se puede hacer vivienda en cualquier sitio. Hay edificios que cumplen, pero con este estamos en vía de cederlo al Consell para que se haga el Museo del Mar. Hemos sido el municipio que más terrenos ha cedido al Ibavi para hacer vivienda y somos el que más proyección tiene para hacer vivienda pública. La cosa es que si las políticas de vivienda se hubieran llevado a cabo durante el tiempo no estaríamos tan mal.
—¿En qué punto se encuentra el albergue?
—También es un tema relacionado a lo anterior. Tenemos un 40% de gente que está en nuestro servicio de acogida que son personas que tienen trabajo y lo digo porque el perfil es lo que ha hecho un poco que la gente se ponga a la defensiva. El actual albergue está a 500 metros de donde estará el nuevo y nuestros residentes que se oponen es porque visualizan el de ahora, que no tiene nada que ver con lo que será el nuevo. Estas personas están allí porque no tienen otro sitio y esto tendría que haber estado solucionado hace, al menos, 20 años. Nosotros, que somos la isla del lujo, tenemos unas infraestructuras sociales lamentables. Merecemos unas instalaciones más dignas y las vamos a tener.
—¿Cuándo?
—Es verdad que se ha retrasado, pero creo que esta legislatura dejaremos, como mínimo, el camino hecho para que nadie lo pueda parar. Quiero que el modelo que funciona es el que pone al albergue dentro de la ciudad; separarlos o aislarlos no funciona.
—¿Sigue habiendo ocupaciones en Sa Penya?
—Sa Penya es un tema histórico en el cual nosotros dimos un paso de gigante que nadie antes había dado: sacar de Sa Penya un tanto por ciento elevado de la gente más problemática, pero no sacamos el 100%. Tenemos una serie de viviendas vacías que hay que ocupar y sobretodo rehabilitar la UA27 que por eso sacamos a los ocupas que estaban allí. Espero licitar las obras de rehabilitación en el proyecto que se está haciendo de forma conjunta con el Govern este invierno y que se vea ya entrar máquinas. Es un objetivo muy difícil de cumplir y creo que hace 40 años que Ibiza perdió ese barrio. Vamos a hacer vivienda para jóvenes y ya se han ido haciendo cosas para hacerlo más atractivo como el Centro de Interpretación o la Casa Broner y se van a hacer más.
—¿Las ocho viviendas que se ofrecieron en Sa Penya para policías se llegaron a ocupar?
—No. Estamos trabajando con otra administración para ver si se puede normalizar y, viendo la dificultad que tienen los funcionarios para vivir, lo pusimos a disposición de la Delegación del Gobierno y estuvimos a punto de firmar un convenio, pero la anterior delegada decidió paralizarlo. Esto para mí fue un error total porque además matábamos dos pájaros de un tiro: teníamos allí a las fuerzas de seguridad y les dábamos un piso en condiciones. A partir de ahí, seguimos trabajando para poder llevarlo a cabo.
—¿Cómo están las negociaciones con los propietarios para adquirir los terrenos de Ses Feixes?
—Eso pasa sí o sí por la aprobación del Plan General. Nosotros no podemos empezar a negociar hasta que no esté aprobado definitivamente. Ahora está en la aprobación inicial y el Consell tiene unos meses para hacerlo. Cuando esté aprobado volverá la normalidad urbanística a esta ciudad que hemos estado en precario mucho tiempo.
—Si no hay acuerdo, ¿los expropiarán?
—El desacuerdo empieza porque ellos creen que tienen derecho a ser indemnizados como un solar urbano. Nosotros siempre hemos dicho, y hay sentencias que lo reafirman, que es un suelo rústico. Hay gente más flexible y menos flexible, pero creo que podemos llegar a un acuerdo.
—¿En qué punto está la reforma del paseo de Figueretes?
—Estamos trabajando conjuntamente con Turismo del Govern balear porque la obra, a diferencia de otras, la va a licitar el Ayuntamiento cuando normalmente es el Consell. Si el concurso se adjudica bien en octubre tendría que estar en marcha la obra. Quiero recordar que se paga con el Impuesto Turístico Sostenible y hay que saber que la estructura de red de saneamiento está fatal.
—¿El parador se abrirá antes de que acabe el año?
—Eso es imposible. En esa conversación que tuve con la ministra fue una de las cosas que le dije y espero que sea uno de los principales temas que tenga porque tampoco se están haciendo muchos paradores en España. Es el primero a nivel balear, pero habrá que ver también cómo dejó el presupuesto el PP. Soy optimista, pero queda mucho trabajo por hacer. Me daría por satisfecho si antes de las elecciones locales estuviera adjudicada la obra.
—Preveía adjudicar el proyecto de construcción de es Gorg a principios de 2018, algo que no ha pasado. ¿En qué fase se encuentra?
—Lo mismo. Va con retraso, pero sí o sí lo dejaremos encaminado esta legislatura. El proyecto está decidido y, como decía antes, las infraestructuras sociales son fundamentales y todos estamos decididos a hacerlo. Está todo encaminado para que se haga ya.
—Otro de los proyectos estrella de la legislatura era la Casa de la Música, que preveían abrir este año. ¿Cuándo empezarán las obras?
—Hemos hecho un concurso de ideas al que se presentan varios proyectistas de España, que eso también demora un poco. Los que fueron adjudicatarios están ya redactando el proyecto ejecutivo que tardará un par de meses, luego saldrá a concurso público, si todo va bien se adjudicará. Me preguntas por los proyectos que no han salido aún, pero tengo una larga lista de los que sí (risas).
—Usted presentó a Costas un proyecto de fondeos ecológicos en Talamanca. ¿Verá la luz este año?
—Es uno de los proyectos que más ilusión me hacía. Nos costó 60.000 euros y es un proyecto pionero y sostenible. Nosotros no tenemos competencias en el mar y el fondeo en este país es libre, siempre y cuando no sea un parque natural, etc. Por eso hicimos ese proyecto que nos costó tanto y que en octubre hará tres años que le dimos trámite y está completamente parado.
—Tras las críticas que ha habido con la ubicación de los puestos del Mercado de Navidad y Artesanía, ¿volverán a Vara de Rey?
—Van a volver y van a estar de una manera bonita y diferente que será sorpresa. El Ayuntamiento y los gobiernos están para escuchar. Hemos visto que se puede mejorar y eso vamos a hacer, mejorar.
—¿Qué se hará al final con la contrata del agua?
—Pues estamos con el servicio caducado y el objetivo es sacarlo a concurso.
—¿Cuándo?
—(Risas) Cuándo siempre es complicado. Pues antes de que acabe la legislatura.
—¿Subastará finalmente Vila el edificio ocupa de es Viver?
—Nosotros iniciamos todo el proceso de ponerlo en el Registro Municipal de Solares. Eso significa que si la Sareb y la propiedad no llegan a un acuerdo para su venta ese solar pasará al Registro y se subastará por precio tasado. Eso ya se le ha dicho a la propiedad.
—¿Considera que el Consell d'Eivissa no apoya lo suficiente al Ayuntamiento de Vila?
—Yo estoy aquí para exigir lo máximo para mi ciudad y es lo que hago. Hay veces que, dependiendo de los temas, hay más o menos tensión. Por ejemplo, con el emisario de Talamanca salió muy bien y trabajamos muy bien, pero con el Cetis han surgido problemas. Eso no quiere decir que yo no tenga una excelente relación personal con el presidente, pero a veces tenemos discusiones como es normal porque yo exijo como exigen en otros ayuntamientos.
—¿De qué se arrepiente y de qué estás más orgulloso?
—De lo que estoy más orgulloso es de hacer proyectos que han cambiado esta ciudad y de haber entablado una nueva relación con Autoritat Portuària que es vital para esta ciudad. Una de las personas que más me ha aportado como dirigente y como persona es su presidente que creo que ya somos amigos para siempre. No recuerdo ahora mismo algo de lo que me arrepienta, pero me da pena en el tema del parador no haber empezado la obra. Quizás la relación con el Estado no haya sido la más adecuada y eso me ha pasado también con el tema de los fondeos. La alcaldía es compleja, pero es apasionante a la vez.