El pasado jueves Vicent Marí Torres (Santa Eulària, 1965), alcalde de Santa Eulària, hizo oficial lo que era un secreto a voces: la presentación de su candidatura a la presidencia del Consell d'Eivissa por el PP. Después de haber gobernado en su municipio durante tres legislaturas con mayoría absoluta, el candidato popular aspira a gobernar la máxima institución insular de Ibiza. Con un panorama político dividido y fragmentado, el todavía alcalde de Santa Eulària considera posible reeditar mayorías absolutas que parecen muy difíciles de repetir. Después de haber sido muy crítico con la existencia de esta institución y su funcionamiento, el candidato popular se presenta con el objetivo de transformarla.
—Usted manifestó en el pasado que no creía en el Consell d'Eivissa como institución. ¿Por qué ha cambiado de opinión?
—Bueno, he sido crítico, y ahora lo soy más que nunca, con la gestión del Consell d'Eivissa, que tiene que ser una institución cercana, como lo son los ayuntamientos. Una institución que realmente sea útil para los ciudadanos, cosa que no está siendo ahora. Es una institución lejana en la que los actuales gobernantes piensan más en su puesto de trabajo que no en realmente resolver problemas que tiene la gente. Entonces, hay que darle un giro localista y municipalista y transformarlo. Hay mucho trabajo por hacer para que los ciudadanos realmente vean el Consell como una institución útil y cercana y que resuelva sus problemas.
—¿Esto está ligado con lo que usted dijo el otro día, de que había que reducir el grueso de la administración?
—La Administración, como muchos otros aspectos de la vida, tiene que estar dimensionada en los servicios que presta. Tiene que tener los recursos necesarios para poder prestar sus competencias. En este caso, el Consell Insular tiene que estar dimensionado realmente a todos los servicios que presta, teniendo en cuenta las competencias que tiene en estos momentos. Lo que creo es que hay un exceso de cargos de confianza, un exceso de personal eventual que no es necesario. Las estructuras grandes no son sinónimo de eficacia, por lo tanto, cada estructura e institución tiene que estar dimensionada teniendo en cuenta sus necesidades.
—Si usted gana las elecciones, ¿qué es lo primero que hará?
—Sin ninguna duda, lo primero que haría es reunirme con todos los alcaldes de la isla, que son los que realmente prestan servicios a los ciudadanos cada día, ver qué necesidades tienen y mirar de resolver aquellas cuestiones que dependan directamente del Consell. Tiene que haber más diálogo, más acercamiento, el Consell no tiene que ser una institución que fiscalice a los municipios sino ayudarles a sacar adelante los proyectos, así como cuestiones burocráticas y administrativas. Además, tiene que ser un enlace con el Govern balear y al mismo tiempo tiene que ser un órgano de coordinación entre todos los ayuntamientos de la isla. Hay infraestructuras que son supramunicipales y que es el Consell el organismo encargado de prestarlas. Por lo tanto, hay un trabajo de gestión y coordinación muy importante que no se está haciendo y la verdad es que es necesario que haya un cambio en este aspecto.
—El panorama político ahora está dividido y las mayorías absolutas se han terminado. Si necesitara el apoyo de Ciudadanos y Vox para gobernar, ¿pactaría con estas fuerzas políticas?
—La verdad es que me presento a las elecciones con la ilusión del primer día, cuando me presenté a alcaldía de Santa Eulària, y lo digo con absoluta convicción. Estoy con ánimos renovados, es un reto nuevo y soy una persona de convicciones. Así como creo que no hay que estar demasiado tiempo en una institución, porque las instituciones están para servir, para resolver problemas y para atender a los ciudadanos. Pasado un tiempo hay que cambiar y eso ha sido una decisión personal. Entonces, ahora el reto de llegar a la presidencia del Consell me motiva porque he vivido cuáles son las carencias y los problemas que no están resueltos y, por tanto, si quieres cambiar algo tienes que implicarte y hacerlo desde dentro. La crítica es muy fácil pero lo que hay que hacer es arremangarse e implicarse, y eso solo se puede hacer desde dentro. Me veo en estas elecciones yendo a por todas y no estoy pensando en posibles pactos postelectorales, pienso que se puede ganar, como ha hecho el Partido Popular, en otras ocasiones con una amplia mayoría.
—Usted ha ganado siempre con mayoría absoluta en Santa Eulària pero parece complicado que ahora mismo un partido pueda ganar en el Consell d'Eivissa con esta diferencia de votos, ¿no?
—Es cierto, es cierto. El panorama político es muy cambiante; es muy incierto, pero yo confío plenamente en el Partido Popular y en las candidaturas que presentamos en los diferentes municipios. Creo en la experiencia que tienen los candidatos, la experiencia que tiene el partido de gestionar instituciones y todo eso es un aval importante para que los ciudadanos crean que la candidatura que se presenta al Consell es sólida y con experiencia y con voluntad de transformarlo porque ahora mismo es totalmente inoperativo. Estoy confiado en que los ciudadanos sepan valorarlo.
—El actual equipo de gobierno quería recuperar la gestión de las residencias mayores. ¿Qué propone usted?
—Cualquier competencia que se pueda ejercer desde Ibiza siempre es bienvenida y necesaria y yo creo en la gestión cercana. En todo caso, hay que tener buena financiación, no se trata de reclamar competencias por el hecho de tenerlas. Si reclamamos competencias al Govern balear deben ir bien dotadas económicamente. Pero gestionar desde aquí siempre es más hábil, directo y eficaz.
—¿Reivindicará ante el Govern la construcción de una residencia y de un centro de día en Sant Josep?
—Nuestros mayores necesitan estar bien atendidos. Y la mejor manera de conseguirlo es disponer de una buena red de residencias y elementos necesarios para que reciban la atención que se merecen. En este caso es una competencia del Govern balear y tenemos que ser reivindicativos. Pedir, con insistencia, lo que Ibiza necesita. Por tanto, tengo claro que todo lo que dependa del Govern y el Consell deberá coordinarse para llevar a cabo los proyectos que necesitamos.
—Seguramente el problema más grave que tiene Ibiza es el acceso a la vivienda. Afecta tanto a jóvenes que no se pueden emancipar, como a trabajadores del sector privado y público, incluyendo policías y médicos. ¿Cuáles son sus propuestas? ¿Se puede regular la especulación?
—Si hay un problema grave hoy en día en Ibiza es la carencia de vivienda. Pero para resolver esta cuestión no basta con palabras, anuncios y titulares de prensa. Lo que hay que hacer es política efectiva, y si se quieren crear viviendas, hay que cambiar el urbanismo. Solo se pueden construir viviendas si hay unos planeamientos municipales que permitan construir viviendas. Hoy en día, la legislación actual, no lo hace posible. Por tanto, hay que introducir cambios estructurales importantes, facilitar que los ayuntamientos adapten sus planeamientos de manera que se obtengan terrenos para poder construir estas viviendas. Todo lo demás es humo. Tengo clara la manera de cambiar estas cuestiones para hacer una política de vivienda eficaz. Esta legislatura se ha hablado mucho, pero no se han construido. Las únicas viviendas que se han construido son las promociones privadas de Puig d'en Valls, con las que ha colaborado el Ayuntamiento de Santa Eulària agilizando los trámites. Ésta es una de las vías, existen otras, pero requieren de la implicación de todas las administraciones municipales, insulares y autonómicas pero necesitamos un plan de vivienda que permita resolver esta cuestión. No solo viviendas dirigidas a la venta en propiedad sino también destinadas a un alquiler asequible, con un precio razonable.
—¿Los pisos turísticos tienen que estar prohibidos en toda la isla?
—Santa Eulària ha sido pionero en este aspecto. Cuando el PSOE quiso abrir ese melón nos encontramos que se creaba un conflicto entre los residentes y los turistas. Los usos residenciales y turísticos no pueden convivir dentro de un mismo edificio. Eso es inviable y crea problemas de convivencia. Los ayuntamientos tienen la solución, aquí se ha creado una problemática con la ley que llamamos ‘Frankenstein', y se han dado muchos palos de ciego. Los planeamientos municipales tienen que determinar los usos que hay en cada parcela. Si algún bloque de viviendas residencial se quiere transformar en turístico, porque así lo quieren sus propietarios, tenemos que solicitarlo al ayuntamiento y modificar el planeamiento. Tiene que haber una legislación que permita que estos cambios sean ágiles. No quiere decir que no pueda haber pisos turísticos, pero el bloque de pisos tiene que ser turístico o residencial.
—Aquí chocan dos derechos, el derecho a la propiedad privada y el derecho a acceder a una vivienda. En este sentido, ¿no cree que es un problema que haya pisos turísticos?
—No, no, en absoluto. Cuando un ayuntamiento da una licencia para construir un edificio de viviendas plurifamiliar, da un licencia para este uso. Es como cuando se da una licencia a un establecimiento comercial, industrial o turístico. Es un uso concreto, lo que hay que hacer es respetar esos usos concretos. Y eso no está en contra del derecho a la propiedad. Todo el mundo sabe que cuando adquiere una vivienda la puede alquilar de forma residencial, pero no turísticamente. Ya sabemos que los usos turísticos a veces expulsan a los residentes, crean zonas donde desaparecen los negocios, no hay actividad y son barrios que terminan despoblándose.
—Los hoteleros se sienten perjudicados por el impuesto de turismo sostenible y quieren que se erradique, pero desde otros sectores se quiere poner un impuesto similar a los apartamentos turísticos. ¿Cuál es su posición?
—Todas las plazas turísticas, que tienen esta calificación, tienen que pagar el impuesto turístico. Eso es evidente. Luego hay plazas residenciales, y hay pasado siempre, que se alquilan a turistas pero bajo una regulación que es la ley de propiedad horizontal. Entramos dentro de un mundo muy complejo, no se trata de perseguir a los propietarios que alquilan su vivienda o cobrarles un impuesto. Si los usos están bien definidos, me parece bien lo que haga el propietario, siempre y cuando no ofrezca servicios turísticos de limpieza, comida, etcétera. En cuanto al impuesto turístico, lo ideal sería que se cobrara en los aeropuertos, pero como es un impuesto que fija el Govern balear, el Estado no entra. Soy partidario de que haya una tasa turística, ya que está implantada, más moderada y no doblarlo de un año para otro. Eso es absurdo. Pero la tasa está para reducir el impacto del turismo sobre el territorio y que haya financiación para cuestiones medioambientales. No como se está haciendo ahora, que se utiliza para financiar asuntos que no tienen que ver con este objetivo.
—Hablando de otras cuestiones, como la estación de autobuses y el Cetis. ¿Qué haría usted?
—La verdad es que el Cetis es un mal proyecto porque ha nacido mal y lo que nace mal suele acabar mal. El Cetis lleva demasiados años parado, no es una estación con superficie, amplia, con luz y diáfana, pero ya está hecha y habrá que darle un uso. Y si se puede abrir, que se abra cuanto antes. Pero no creo que sea la estación central que necesita Ibiza. Habría otras opciones que creo que darían mejor resultado que no una estación de autobuses que está dentro de un sótano y ya veremos qué problemas da cuando esté en funcionamiento. No creo que resuelva los problemas que tiene la isla en cuanto a transporte. Santa Eulària tiene que hacer una estación que tiene que financiar el Govern balear y el Consell y lo que tenemos previsto, al lado de la residencia Can Blai, es una estación con superficie. Creo que se ha cometido un error que será difícil de solucionar.
—En cuanto a sa Coma, ¿mantendría los actuales proyectos?
—El antiguo recinto militar ahora parece que tiene que dar cabida a todas las necesidades de infraestructura de Ibiza. Evidentemente, hay usos que comparto, como la depuradora, pabellones para una escuela de hostelería, emergencias, el futuro circuito de Motocross... Pero hay que ir con cuidado y no mezclar usos molestos con usos que requieren de más tranquilidad y que interfieran unos con otros. Hay que hacer una planificación adecuada. El único destino que se prevea no puede ser sa Coma; eso es falta de ideas.
—Ha dicho que quiere ser diputado en el Parlament. Si gobierna en el Consell, ¿ambos cargos serían compatibles?
—Es perfectamente compatible, lo ha sido siempre. En el PP, el presidente del Consell, siempre ha sido diputado y eso tiene una explicación. Ir cada martes de la semana al Parlament permite estar al día de la actividad parlamentaria y estar en contacto con la presidencia del Govern y todas las consellerias. Hay un diálogo permanente. Tener la obligación de estar en Mallorca permite el contacto directo y obtener resultados más inmediatos. No es una pérdida de tiempo, se gana tiempo y estar en los centros de decisión y financiación, en este caso, estar cerca del Govern.
—En esta legislatura ha habido cambios en el Plan Territorial Insular. ¿Lo modificaría?
—El PTI actual es de 2005, han pasado casi 14 años desde su aprobación y es necesario adaptarlo y transformarlo. En esta legislatura no se ha hecho nada, más que aprobar una moratoria que crea inseguridad jurídica. Evidentemente, es una de las prioridades que tengo si soy el responsable de pilotar el Consell Insular la próxima legislatura.