Ramón Díaz es presidente de la Asociación Náutica de Pimeef, un sector que lleva años sufriendo la escasez y el alto precio de los puntos de amarre en Ibiza. A esto se le suma ahora la falta de personal, un problema al que ya están tratando de buscar soluciones. Hablamos con él para conocer cómo se enfrenta el sector náutico a esta situación y cuales son sus retos de futuro.
-¿Se ha convertido el sector náutico en un sector para ricos?
-No, o eso intentamos. Yo creo que es un derecho de todo ciudadano tener acceso al mar. Quizás en Ibiza el sistema actual lo está pervirtiendo por los precios. Pero el problema no es lo que cuestan los barcos, que año tras año ha ido bajando, son los amarres. Creo que la parte política debería buscar más el que todos pudiésemos tener acceso al mar a un precio razonable y no ponerlo como ahora para una minoría, gente muy pudiente. Porque esto pasa en Ibiza pero no ocurre en Menorca ni en otras zonas del territorio nacional.
-Porque, ¿qué precio tiene ahora mismo un punto de amarre en la isla?
-Pues depende de la eslora, pero estamos hablando de que un amarre de 6 metros cuesta unos 5.500 euros, cuando en la península ese mismo, ronda al año los 350 o 400 euros. Estamos absolutamente fuera de juego. Hay gente, eso sí, que a pesar de estos precios pueden pagarlo y lo pagan. Pero nos hemos dado cuenta que en los últimos años en Ibiza, la gran mayoría de embarcaciones se han vendido a empresas profesionales que se dedican al alquiler y sí que pueden cubrir estos gastos tan enormes.
- ¿Qué opciones hay para las personas con un poder adquisitivo normal que quieran tener un barco?
-Últimamente casi todas las empresas estamos intentando fomentar lo que son los club de navegación. Es decir, que una embarcación puedan utilizarla 4, 5 ó 6 personas a la vez. Con una entrada anual aceptable y una pequeña cantidad mensual sí se puede tener acceso a embarcaciones de tamaño mediano y pequeño. En Estados Unidos se ha popularizado mucho, en Europa está llegando y a Baleares vendrá también. Si no se ha desarrollado más es porque no hay amarres. Si los hubiera a precio razonables habría mas de un club de estos. Las embarcaciones no son el problema, es como los coches, hoy día por 200 euros al mes puedes disponer de un barco nuevo, financiando. No es inaccesible. El problema es donde ponerlo.
- ¿Cómo está el sector náutico en Ibiza?
-Llevamos varios años de bonanza económica, aunque el año pasado hubo un parón y se ve una tendencia a la baja. En los últimos años se ha crecido sobre todo con empresas de embarcaciones charter, para alquilar. En 2017 prácticamente el 40% de los barcos que se vendieron eran para alquiler y sin embargo este año ha sido todo lo contrario, ha bajado un 30% los que se compran para alquiler. Las náuticas que vendemos tenemos un problema que es que no hay dónde ponerlos. Hay un cuello de botella producido porque hace más de 35 años no ha habido ampliación de puntos de amarre y el sector está pasando por unos años, sobre todo de venta, con alguna dificultad. Pero en contraprestación han aumentado mucho los servicios, es decir, hay muchas náuticas que dan mantenimiento y servicio de mecánica, pintura y limpieza a los usuarios y gracias a eso también se crea empleo en invierno y verano que es importante tenerlo en cuenta.
- La AB proyecta un espacio reservado en el puerto de Ibiza para el sector náutico. Era una reivindicación histórica del sector. ¿Qué aportará?
-Llevábamos muchos años reivindicando que se necesitaba un sitio específico para las empresas de charter a un precio asumible y nos dijeron que cuando se vayan a cambiar las embarcaciones de Formentera de sitio, en el replanteo que haya, posiblemente habrá cabida. Esperamos que en un plazo 2 ó 3 años. Somos la única isla que no lo hemos conseguido hasta ahora y creo que ya nos toca.
- Con respecto al borrador del Plan de Puertos, ¿cree que las medidas que plantean son positivas para el sector?
-Sí. Supondrá más amarres y la intención también es hacer un varadero más grande que al sector nos vendría muy bien, ya que tendríamos sitio para las embarcaciones charter y para trabajar.
- Se hablaba también de rampas en distintos puntos de la isla para facilitar el acceso al mar...
-Es algo que podría usar cualquiera. La idea es que todos tuvieran acceso al mar sin pagar precios desorbitados. Desde el sector hicimos un estudio de varias rampas en varios puntos de la isla y pedimos a la Autoridad Portuaria de Baleares que se mirara. Además que se contara con un sitio donde aparcar los coches, que ahora no lo hay y es un problema. Con lo cual, si que parece que han retomado el tema y nos han dicho que les parece bien y que como estaban en un nuevo proyecto de los puertos de Baleares lo tendrían en cuenta.
- ¿En Ibiza hay marinas secas para dejar los barcos?
-Hay cuatro varaderos, en Santa Eulària, Maria Botafoc, el Tanit que acaba ahora la concesión y en Sant Antoni, pero son solo para trabajar. No se puede dejar el barco ahí. Marina seca como tal hay solo una en Marina Ibiza y los precios son bastante aceptables, unos 2.000 euros al año. Hay mucha lista de espera. Nosotros pedimos que en el nuevo Plan Urbanístico de los ayuntamientos se facilite terreno, no a pie de agua sino en el interior para hacerlas, porque abarataría el coste de tener una embarcación en un sitio y el fin de semana poder echarla al agua.
- Otro de los temas que persigue al sector es el de los fondeos sobre posidonia. ¿Están concienciados?
-Absolutamente. Cuando tú alquilas un barco, das las instrucciones para que ese barco no sufra. Se le dice al cliente lo que tiene que hacer y cómo. No puede ponerse sobre posidonia, no puede tirar papeles, no pueden vaciar la fosa séptica si no tiene tratamiento. Somos los primeros que controlamos y se tienen planes para explicarlo. Claro que siempre hay excepciones, pero el sector náutico como tal no es el que causa el mal. Nosotros vivimos del medio ambiente. ¿Cómo nos lo vamos a cargar? Lo defendemos a ultranza. No conozco a nadie que fondee en posidonia. Primero porque ahí no agarra el barco y segundo porque si debajo de la posidonia hay piedra y te quedas enganchado no la sacas. No hay nadie que navegue y que voluntariamente se ponga ahí. La gente se pega por poder fondear en arena, pero si lo vas prohibiendo... porque hace unos años se podía fondear a 50 metros de la costa, después 100 y ahora hemos pasado a 200. Si sacamos a los barcos a esa distancia empujas a la gente a que esté encima de la posidonia. No sé que hay detrás del querer responsabilizar al sector náutico de algo que no es así. De hecho, nosotros encargamos un estudio independiente que lo demuestra. Lo que afecta el fondeo a la posidonia es insignificante. Lo que sí que afecta son los vertidos de las depuradoras y desaladoras, sobre todo en Talamanca.
- ¿Ha afectado entonces el decreto de protección de la posidonia al turismo del sector?
-Es una amenaza, porque está haciendo que mucha gente de fuera no venga. Hace dos años, en 2017, atendimos a 218 pasantes, gente que viene de la Península y que tiene problemas técnicos y nos requiere; el año pasado fueron solo 30 ó 40. La gente ya no quiere venir a Baleares porque se ha creado una inseguridad jurídica muy grande. Se habla de multas de 300.000 euros y eso crea inseguridad.
- ¿Cómo se espera que sea esta temporada?
-Yo creo que será como el año pasado pero un poquito a la baja. Las matriculaciones a embarcaciones han descendido un 10% en los tres primeros meses de este año con respecto al año pasado.
Luego, el alquiler dependerá de la meteorología. El verano pasado fue malo, este igual es algo más positivo.
- ¿Cómo ve el futuro del sector?
-Veo amenazas. La falta de amarres es un serio problema. También la falta de espacio donde trabajar a precio de concesión. Hay muy poco sitio donde poder realizar las reparaciones y la verdad que se paga muchísimo. Por este motivo estamos detectando que hay muchos clientes que se están empezando a ir. Si no hay cambio de tendencia en los precios lo vamos a sufrir. También está el tema de que Marina Botafoch acaba la concesión ahora y no sabemos qué precios se aplicarán. Por parte de la APB tenemos el compromiso de que se van a acotar los precios que se van a poner pero hay que esperar para saberlo. Además, a todo esto se suma la falta de personal, sobre todo el último año.
- ¿A qué se debe esa falta de personal?
A que ya no viene gente de la Península por los altos precios de la vivienda y aquí no hay formación en el sector. Estamos tratando de que se instaure formación dual especializada pero es un reto de momento. A nivel Balear ya se consiguió que se diera formación de grado medio y superior pero Ibiza aún nada porque dicen que no hay un lugar donde se pueda impartir. De momento hemos llegado a un convenio de colaboración con el ayuntamiento de Sant Josep y el SOIB y se está haciendo un curso teórico práctico donde los chavales se forman y hacen las prácticas en empresas náuticas. Así poco a poco se va haciendo cantera.