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La ciudad de los muertos para todos los públicos en el Puig des Molins

El evento de ayer, con el nombre ‘Quan fa que no vens a la necrópolis?’, fue la primera vista al museo de algunos ibicencos. | Daniel Espinosa

| Eivissa |

En torno a 80 personas participaron ayer en la visita guiada al yacimiento de la necrópolis de Puig des Molins. El Museo Arqueológico de Eivissa y Formentera (MAEF) organizó por primera vez dos visitas simultáneas para niños y adultos. Una actividad que forma parte del programa para conmemorar las dos décadas que han pasado de la declaración de este enclave como uno de los cuatro elementos declarados Patrimonio de la Humanidad en Ibiza.
La veintena de niños y niñas que acudieron a esta jornada aprendieron como enterraban a sus difuntos los ibicencos de hace más de 2.000 años, mientras sus padres hicieron un recorrido por la historia y el espacio visitable del yacimiento de la mano de la arqueóloga Ana Mezquida.

La visita orientada al público adulto se inició con un recorrido por los más de 100 años de trabajos arqueológicos en «la necrópolis más importante del Mediterráneo Occidental». Desde los trabajos de Arturo Pérez-Cabrero o Juan Román Calvet como integrantes de la Sociedad Arqueológica Ebusitana a principios del siglo XX hasta las últimas excavaciones llevadas a cabo entre 2000 y 2007, dirigidas por Mezquida.

La arqueóloga quiso dar a los participantes una idea del tamaño real de la necrópolis, que abarcaría unas 7 hectáreas, cuando el espacio vallado delimita en torno a 5. Casi dos hectáreas del perímetro inicial se vendieron y ahora forman parte de la ciudad. «Hubo una triste oportunidad perdida en 1929 con la visita de Alfonso XIII, cuando se planteó el vallado de las siete hectáreas, pero la caída de la monarquía impidió que se llevara a cabo», lamentó.

En la explicación previa también se dio cuenta de los continuos saqueos llevados a cabo en la zona, dado que el yacimiento no se valló hasta 1976.

Algunos de los participantes, casi todos ibicencos y de los que algunos nunca habían visitado el museo, recordaban los tiempos en los que se podía pasear por el puig y los niños jugaban a entrar en los hipogeos.

La visita concluyó con un recorrido por la parte visitable del yacimiento con las explicaciones de la directora de las últimas excavaciones.

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