La noche del pasado sábado, allá por las 23.40 horas, empezaron a repicar las campanas de la Catedral de Ibiza. Algunos turistas se miraban extrañados. ¿A qué se debía ese toque de campanas a esas horas? Era la imagen de la Virgen de las Nieves que acabada de llegar a la Catedral en procesión desde la iglesia de Santa Cruz tras la celebración del triduo en su honor. A muchos también les sorprendía ver a la Virgen procesionar por las calles. No es habitual y no es lo que se espera de Ibiza.
La misma sorpresa se llevaban ayer los turistas que recorrían Vara de Rey durante el desfile de carros y el encuentro de artesanos y oficios de Ibiza, que organizó Vila con motivo de las Festes de la Terra. Una Ibiza diferente, inesperada, que a Jolien le resultaba fascinante. Esta joven francesa estará hasta el jueves en Ibiza con unas amigas, pero no sabía que eran las fiestas patronales. «Es genial poder vivir un poco de la Ibiza tradicional, es algo que no me esperaba y me encanta». Observaba a las bolilleras mientras movían los bolillos para ir haciendo sus intrincados dibujos. «¿Qué hace, mamá?», preguntaba una niña a su madre. «Es una puntilla para hacer un faldillín», se adelantaba la bolillera a contestar. Cerca de ella otra iba marcando el dibujo de un abanico con cientos de alfileres. «Hay que hacer primero el centro de la flor y luego los pétalos. Cada punto tiene un alfiler y hay que dejarlo marcado», le explicaba a una curiosa.
Ayer fue una oportunidad para muchos padres y madres de enseñar a sus hijos sobre tradición. Que hay cosas que se pueden hacer a mano y que así lo hacían sus abuelos o bisabuelos. Espardenyes, cestos, abanicos, sillas. Tres hilanderas, como las tres parcas, iban haciendo sus ovillos de hilo a partir de una nube de lana.
Mientras la gente disfrutaba al contemplar la habilidad manual de los artesanos en una muestra con algunos puestos más que la edición anterior, se empezó a oír el repique de castanyoles. Llegaban las 11 carretas con los integrantes de la colla de Sa Bodega. Dieron una vuelta y media alrededor de la plaza de Vara de Rey y por detrás de plaza del Parque.
Cuando se agruparon costó un poco hacer el espacio para bailar debido a la gran cantidad de gente que se arremolinaba para ver el espectáculo. Dos niñas y un niño hicieron una breve muestra de como brular una caracola. Después de una pequeña sonada pagesa comenzó la ballada tras la que se repartió flaó, cocas y orelletes. La Ibiza auténtica que muchos descubrieron ayer.