Decenas de familias con sus hijos de distintas edades acudieron ayer por la mañana a una nueva edición del mercadillo solidario de Navidad que organizó la Asociación Waldorf Ibiza en sus instalaciones escolares que tienen en Sant Rafel, justo detrás de la estación de bomberos.
La idea era recaudar fondos para seguir potenciando el método pedagógico Waldorf-Steiner que promueve «una nueva forma en la que se apuesta por aprender, asimilar y crecer de forma libre y en sintonía con la naturaleza, promoviendo el desarrollo de la individualidad de cada niño». Así, en el patio de la entrada había distintos puestos donde se podía encontrar prácticamente de todo. En el tema gastronómico había pizza, paella, cous cous, comida casera, tapas, productos veganos, postres, zumos naturales, infusiones, chocolate caliente y como sorpresa, a eso de las 13.00 horas, un puesto con palomitas recién hechas que hizo las delicias de los más pequeños. Además, se podía comprar ropa vintage para todas las edades, libros y cuentos e incluso un pintacaras con motivos naturales.
Todo ello se complementó con actividades que comenzaron a las 11.00 horas y se prolongaron hasta las 16.30 horas, cuando se celebró la rifa que dió como concluida esta edición. Los teatrillos gustaron mucho a los niños, sobre todo, el que representaron tres profesoras y que giró sobre un joven abeto al que casi vence el orgullo dejándole sin hojas. Tampoco faltó la música en vivo con villancicos, canciones navideñas y el grupo Pin-Up Sound y una charla informativa con visita a las aulas.
El método Waldorf-Steiner
Este método pedagógico que se imparte en un colegio en plena naturaleza situado detrás de los bomberos, en la carretera de Sant Rafel, tiene una gran aceptación entre la población extranjera de la isla. Incluso, según sus promotores, «hay lista de espera».
Según los propios maestros, sus métodos de trabajo se basan «en educar a los niños trabajando tres aspectos, la mente, el cuerpo y el corazón». Además, buscan «potenciar al máximo la parte artística y el asombro por la vida, más que memorizar algunos contenidos que no se adecuan a la edad de los chicos». Algo que, según algunos padres, «fomenta un ambiente de interés y alegría por aprender siendo escuchada en todo momento por sus profesores».