La Parroquia de Sant Joan ofició ayer la misa en honor a San Esteban, que abarrotó la iglesia, con algunos alicientes como el canto de las caramelles de Nadal, ball pagés o un belén inspirado en el poblado de Sant Llorenç.
La misa de este 26 de diciembre se adelantó a las 11.30 horas, con lo que vendría a ser ‘el piscolabis mañanero' del ball pagés. Castañuelas y tambor empezaron a resonar a la entrada de los feligreses a la nave, pero al poco tiempo dieron paso al inicio de la ceremonia para honrar al que, según el cura de la parroquia, Vicent Tur, fue «el primero de los mártires».
Intercalados con los cantos del coro parroquial y el sonido del órgano junto con un violín, Tur y algunos asistentes a la misa leyeron versículos en los que se narraba la vida del santo, que se celebra con posterioridad a la Navidad.
Tras las lecturas y una pequeña presentación, tres miembros de la Colla es Xacoters de sa Torre de Puig d'en Valls, compuesta por un sonador y dos cantantes, se arrancaron a cantar los gozos de la Madre de Dios por el nacimiento de Jesús.
Las caramelles de Nadal fueron declararas Bien de Interés Cultural (BIC) en 2005 y representan «la muestra más antigua del cancionero tradicional religioso de las islas Pitiusas», según señalan los caramellers en su programa de actuaciones. Para su actuación, el sonador toca la flauta y un tambor, mientras los dos cantadores hacen sonar unas castañuelas y un espasí, con un sonido muy similar al de un triángulo.
Vicent Bufí empezó a cantar caramelles a los 17 años, así que ya lleva interpretándolas «cerca de 30». Lo suyo le viene de casta, ya que su padre era uno de los cantadores, por lo que «tenía al maestro en casa». Bufí es cantador y hace sonar el espasí. Preguntado por el origen del instrumento, señaló que, «aunque parezca un instrumento de guerra», ya se empleaba en las ceremonias religiosas para el canto de las caramelles. «No sé muy bien su origen. Puede ser que quienes las cantaban llevaran una espada consigo», conjeturó.
Y es que las caramelles de Nadal son «un canto muy antiguo, que se dice que empezaron a entonar en el siglo XV», comentó Mariano Marí, compañero cantante de Bufí. En su caso, la afición es más reciente, de unos seis años, que aprendió a través de Bufí mediante un curso del Consell. Marí también canta en los pasos de Semana Santa y detalló que la diferencia con las caramelles es que estas últimas son «más antiguas y se hace redoblado».
El canto resonó en la iglesia durante alrededor de 20 minutos, para lo que tiene que «estar muy concentrado, porque, si uno se arranca a cantar, se ha de procurar no equivocarse puesto que al ser en directo se notaría», explicó Bufí. El carameller señaló que en la actualidad hay cerca de una veintena de cantantes de esta especialidad en la isla, por lo que «le gustaría» que hubiera alguno más para que ellos «pudieran descansar un poco más».
Las próximas fechas de la ‘gira' de su colla son el 29 de diciembre con tres citas en las iglesias y parroquias de Can Bonet, Forada y Sant Mateu. El 1 de enero abrirán el año en es Cubells y Sant Jordi, y en las vísperas de Reyes actuarán en Sant Agustí, Puig d'en Valls y Sant Carles, los días 4, 5 y 6, respectivamente.
Un belén con casas y baile pagés
Mientras sucedía todo esto, en una de las naves laterales de la iglesia se podía contemplar el particular belén que han montado dos vecinos del municipio joaní. Se trata de Jaume y Joan Guasch, conocido como Joan Butigues, que desde hace seis años se encargan de montar un nacimiento con peculiaridades de Sant Joan.
«Lo empezamos a hacer en un rinconcito pequeño y, después, decidimos hacerlo más grande. Ahora no se puede ampliar más porque, de lo contrario, no cabría», comentó Guasch momentos antes de la misa. Preguntado por si han pedido otro emplazamiento para seguir con su desarrollo, Guasch lo tiene claro: «No. Este es el sitio más bonito que tenemos para poder hacerlo dentro de la iglesia».
Guasch explicó que cada año el belén varía y el que viene representará otra parte de Sant Joan. «Esto representa el poblado de Balàfia, que está en Sant Llorenç, y aquí podéis ver las torres. Aquella es una de las torres de vigía derruidas que el Consell quería restaurar», concretó.
El nacimiento cuenta con todo tipo de detalles que los vecinos del municipio sabrán reconocer como es el caso del pozo de Labritja, delante del cual es donde se hace el ball pagés cada año y, como no podría ser de otra manera, hay figuras de pageses a su alrededor. Las casas cuentan con una simulación de los tiznes de hollín en las puertas y ventanas de las casas pagesas, porque antes «se hacía fuego dentro de las viviendas y eso ennegrecía los bordes en los exteriores».
Guasch indicó la dificultad que le ha supuesto reproducir las construcciones típicas pagesas el poblado. «Hacer las casas llevan mucho trabajo, cerca de dos semanas. Yo, como soy carpintero y como tengo máquinas por casa, primero hago la estructura de madera y después la recubro con escayola y mortero, pero la pintura es con cal natural como antes», remarcó.
Además, algunas de las figuras que representan los rebaños de ovejas, talladas en madera de olivo, han hecho muchos kilómetros, concretamente desde Tierra Santa hasta Ibiza. «En una excursión que hicimos a Tierra Santa, una mujer compró estas piezas y las pusimos aquí», dijo.