La artista Alexandra Castelli acostumbra a pintar retratos de su familia y amigos mentras se bañan en el mar o en las piscinas, como si fuera una metáfora sobre su patrón de vida.
Pero estos retratos no son propiamente reatratos como tal, dado que a los protagonistas apenas se les ve las caras. La artista pinta la forma en la que la luz baña sus cuerpos, creando marcas de sol tatuadas en los cuerpos. Se centra en las formas de los cuerpos y los reflejos de los mismos en el agua: pinta el propio viaje de una persona en contacto con el agua.