Especialista en los últimos avances de la neuroeducación, Indi Retuerto, es miembro del Col.legi Oficial de Pedagogia i Piscopedagogia y de la AETAPI (Asociación Española de Profesionales del Autismo) y basa su trabajo «más en una filosofía que en un método» que se asienta, a su vez, sobre nueve pilares principales: la naturalidad, la pasión, el respeto, la observación, la escucha activa, la actitud lúdica, la empatía, el ejemplo y la sensibilidad. Otra de sus especialidades es la escuela de padres. Empática en entender los miedos, dudas e inquietudes de los padres y profesionales de la educación, Retuerto defiende que cada individuo es diferente y como tal posee distintas capacidades e intereses, que se plasman en diferentes ritmos y formas de aprender.
— Nos enfrentamos a la vuelta al cole más incierta del último siglo, ¿cómo debemos hacerlo?
— Ayudándonos entre todos. Aquí, los pedagogos podemos ser de gran ayuda a la hora de asesorar a los padres y a los docentes a transmitir a sus hijos tranquilidad y hacer que este curso sea lo más ‘normal' posible. Estos días los niños viven una montaña rusa de emociones, se reencuentran con sus compañeros y profesores con ilusión, pero también con miedo, no pueden interactuar ni jugar como antes.
— ¿En qué afecta esta crisis sanitaria a los escolares?
— En todo. Vienen de unos meses de incertidumbre e improvisación educativa y ahora se incorporan de nuevo a las aulas con muchas incógnitas e incertidumbre. Partimos de la premisa de que los docentes se han visto obligados a restringir los grupos, modificar metodologías, actividades o rutinas, incluir medidas como la toma de temperatura diaria a la entrada de los centros, semipresencialidad en el caso de ESO y Bachillerato, o el uso de mascarilla obligatoria para mayores de seis años. Son situaciones que pueden hacer que el rendimiento escolar se vea afectado. Además, no debemos caer en el olvido de aquellos alumnos con Necesidades Educativas Especiales, NEE, alumnos con Trastorno del Espectro Autista, TEA, u otros problemas del aprendizaje como la dislexia. Ellos son precisamente los más vulnerables y los que necesitas que se les den recursos y herramientas específicas que se ajusten a esta nueva situación.
— ¿Y cómo podemos evitar esa afección al rendimiento escolar?
— En este sentido los centros educativos y los docentes tienen ahora una oportunidad para buscar nuevas dinámicas y métodos de aprendizaje. Por nuestra parte, la de los pedagogos, nuestra tarea es acompañar a familias y docentes, y facilitarles pautas sencillas que les pueden ser de gran ayuda en esta vuelta al cole tan incierta, pero a su vez tan positiva y necesaria. Desde INDI, siempre apoyamos la idea de que nadie nos ha enseñado a conocer y a gestionar nuestras emociones, y son precisamente estas las que, en realidad, mueven el mundo y condicionan nuestra vida.
— ¿Cómo puede ayudar un pedagogo a niños y padres en esta situación?
—Somos una figura desconocida para muchos, pero fundamental para que niños, padres, profesores y centros educativos puedan superar con éxito una situación tan extraordinaria como la que estamos viviendo. Nuestro papel es esencial no solo cuando hay problemas o malas notas, sino en la educación emocional que requiere este tipo de circunstancias tan excepcionales, dotando a las familias de recursos para preparar a sus hijos a gestionar tantos cambios, y también en asuntos más cotidianos del día a día lectivo, como es la organización de tareas, técnicas de estudio, herramientas motivacionales y de comunicación familiar o dinámicas y recursos para mejorar la atención y aprender de forma efectiva, con el fin de que la pandemia no afecte al rendimiento y a las calificaciones de los estudiantes.
—¿Y para los padres, también es preciso este apoyo?
—Los padres han tenido que enfrentarse a un auténtico reto en los últimos meses como es la educación online. Un pedagogo es quien puede darle esas herramientas esenciales para gestionar conflictos familiares que puedan surgir de su nuevo rol como educadores.
Nuestro papel es enseñarles a cómo deben comunicar y gestionar los nuevos conflictos y dificultades que surgen de este entorno, la posible inestabilidad o la aparición de nuevas conductas en los más pequeños, así como de otras conductas cotidianas, como las rabietas, los celos entre hermanos, conductas disruptivas o el control de esfínteres.
— ¿Cuáles son las franjas de edad más vulnerables ahora mismo?
—Hablando de edades si hay un grupo en el que se debe poner especial atención es el de los más pequeños que, aunque son quienes mejor se han adaptado a los cambios, debemos aún así acompañarlos y guiarles en este nuevo entorno. Aunque sin olvidarnos de los adolescentes a los que habrá que dar herramientas para educarles en la responsabilidad.
— En los casos en los que los menores tengan además problemas o dificultades específicas del aprendizaje, ¿qué consejos daría a sus progenitores?
— Cuando los niños tienen necesidades específicas del aprendizaje, como la dificultad para concentrarse o trastornos como la dislexia, es importante que sus familias busquen asesoramiento e intervención pedagógica de forma temprana, con el fin de acompañarles y dotarles de herramientas especificas del aprendizaje y de gestión emocional, que se adapten a cada caso individual.