El Mercat Nou de Vila ofreció ayer una imagen casi inédita en sus muchos años de historia. Prácticamente todos sus puestos, salvo seis, decidieron permanecer con sus toldos bajados y no abrir en señal de protesta contra las medidas impuestas por el Govern balear para frenar el avance del coronavirus y, sobre todo, por el reparto de las calles que sufren restricciones de movilidad.
Los comerciantes se unieron y decidieron tomar la medida ante lo que consideran un agravio comparativo con otras zonas de la ciudad y exigen que se les tome en cuenta y que el Ayuntamiento de Ibiza se preocupe por su situación.
Lo mismo que muchos vecinos que se encontraron con el mercado cerrado. «Me supone un problema porque tenía pensado comprar un poco de pescado pero entiendo perfectamente la postura que han tomado porque yo, como vecina de la zona, también me siendo agraviada y, sobre todo ninguneada por el alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, que si nunca nos tuvo en cuenta ahora mucho menos», explicó Paquita, vecina de 54 años.
De hecho, la solidaridad con los comerciantes y la indignación con el Ayuntamiento eran los sentimientos predominantes. «Está mal que el Govern no sepa muy bien como hacer las divisiones pero lo que nos parece muy mal es que Rafa Ruiz no nos haya defendido ante la presidenta, pensando que somos un barrio humilde repleto de pequeños comercios de toda la vida», aseguró Catalina.
Otros, incluso, van más allá y empiezan a pensar en una posible mano negra. «Yo no entiendo de todo esto y respeto que se tengan que tomar medidas para frenar el avance pero aquí o todos moros o todos cristianos y por eso nos parece muy sospechoso que el Ayuntamiento haya dejado fuera de la zona del confinamiento calles donde hay mucha gente y hay grandes marcas comerciales y posibles atractivos para los turistas y los fines de semana», mostró indignado Pep.