El Govern intervino este jueves la residencia Reina Sofía de Ibiza, donde se ha registrado un brote de COVID-19, de gestión privada, tras registrarse 40 positivos en COVID-19. La directora general de Salud Pública y Participación, María Antonia Font, apuntó en la rueda de prensa que se dio en el Consell d'Eivissa para anunciar las nuevas restricciones para la isla que en las últimas horas se habían detectado 32 positivos entre los usuarios y ocho entre los trabajadores, lo que hacía que el ejecutivo decidiese tomar el control del centro. En palabras de la propia Font se trata de «convertir este gran domicilio en un pequeño hospital».
Además, según señaló la directora general de Salud Pública, de los 32 usuarios, 10 han requerido ingreso hospitalario, de los que nueve lo han hecho en la Unidad de Media Estancia de Ca na Majora y uno en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital Can Misses.
Asimismo, de las 64 pruebas realizadas a los trabajadores, con ocho positivos, 39 han dado negativo y se está a la espera de conocer los resultados de las últimas 17.
Así pues, desde ayer, profesionales del Área de Salud asumen la dirección de la residencia, gestionada por el Obispado, con el fin de «revertir» la situación. Durante el miércoles, el subdirector de enfermería de Atención Primaria del Área de Salud de las Pitiusas y dos enfermeras se trasladaron al centro para ayudar en su organización.
Ahora, se revisa y evalúa el plan de contingencia de la residencia y se prevé incrementar el número de profesionales sanitarios, en función de los trabajadores de la residencia que deban cumplir cuarentena.
Según explicó Font, este plan de contingencia pasa por diferenciar dos áreas entre las que se distribuyen, por un lado, los usuarios positivos asintomáticos y, por otro lado, los que son negativos. En el primer caso, los positivos asintomáticos, los usuarios ya se encuentran aislados en sus habitaciones.
Font, además, ha puntualizado que la vida cotidiana de la residencia se «restringe mucho» y en función de la evolución y del análisis se decidirá si se pone en cuarentena a toda la residencia.
Sobre los motivos que han podido desencadenar este brote, Font señaló que habrá que hacer una investigación que llevará varios días, pero insistió en las dificultades que conlleva un virus como el COVID-19 que no se manifiesta en muchas personas y que aún así es muy contagioso. «Cuando hay tanta transmisión comunitaria, sabemos que es fácil que termine entrando en espacios cerrados. Es un virus que aparece sin verse», señaló.
Además, explicó que en la Reina Sofía se estaban llevando a cabo cribajes y que aún así no se pudo frenar este brote. «Los cribajes no bastan. Hay que ser más estrictos en nuestros hábitos», aseveró Font.
Es la sexta residencia que el Govern interviene para frenar contagios, después de Sèniors Inca, Bell Entorn, Oasis y DomusVi Palma, todas ellas de la tercera edad, y la nueva del Patronato Joan XXIII para discapacitados en Inca. La Joan XXIII, Seniors Inca y Bell Entorn de Sóller se han intervenido en esta segunda oleada de la pandemia y las otras dos en la anterior.