El control a pasajeros nacionales llevado a cabo por el Govern entró en funcionamiento este pasado domingo y ya está suscitando las primeras quejas. El dispositivo de control sanitario contratado por el Ejecutivo autonómico se lleva a cabo por la empresa pública GSAIB, adscrita al Servicio de Salud, y Cruz Roja. Los controles de pasajeros están ubicados en la terminal de llegadas del puerto y del aeropuerto. Por islas, a Ibiza le corresponden 49 personas para estos controles y otras siete a Formentera.
Según ha podido saber este periódico a través del testimonio recabado por varios pasajeros, los dos buques regulares llegados la madrugada del lunes al martes a las 03.30 horas y a las 05.30 horas no contaron con la presencia de todo el personal para realizar los controles sanitarios. En este sentido, la Guardia Civil sí que se personó, pero no parte del personal sanitario, lo que generó que únicamente se pudieran controlar a los pasajeros que bajaron a pie y no los que bajaron en coche. Horas después se empezó a recabar quiénes habían llegado en esos barcos en coche para intentar dar con ellos, comprobar si eran residentes o no y ver si disponían de PCR negativa, se sometían a cuarentena voluntaria de 10 días o a PCR a las 48 horas de llegar. Desde la Conselleria de Salud explicaron ayer que a la llegada de estos barcos sí que se habían personado técnicos de la empresa pública GSAIB, pero que había habido «algún problema puntual» con Cruz Roja, sin especificar en qué había consistido este problema.
Según ha podido saber este periódico, el servicio de control de pasajeros nacionales no destaca por su buena coordinación en Ibiza a la hora de llevar a cabo los operativos. En este sentido, la empresa pública mencionada anteriormente reclutó la semana pasado al personal para poner en marcha estos controles. Contactaron con los perfiles que se habían inscrito en esta oferta pública de empleo, en la que se pedían técnicos superiores en Integración Social, y se les informó de que acudieran el sábado pasado al aeropuerto. Una vez allí, se les hizo un simulacro o formación y el domingo ya empezaron directamente a trabajar, según explicaron varios trabajadores. Testimonios recabados por este periódico ponen de manifiesto que está habiendo «un poco de caos», lo que ha generado que algunos empleados inicialmente interesados en formar parte de este equipo se hayan descolgado de esta oferta pública de empleo, pues desconocían exactamente cuáles eran sus condiciones y cómo serían los turnos. Al comunicar esto, que no querían formar parte del operativo por falta de información sobre turnos y condiciones, recibieron contestaciones como «la administración pública va así, o lo tomas o lo dejas».