Los Reyes Magos regresaron ayer a las calles de Vila. Lo hicieron en descapotables y recorriendo todo el municipio en la noche de Reyes más rara que se recuerda. La pandemia del coronavirus ha dejado todo patas arriba y este día tan señalado no fue una excepción. Al menos los niños pudieron ver a sus Majestades de Oriente, una ilusión que lo vale todo en un día en el que los más pequeños son los protagonistas.
A eso de las 18.30 horas, las redes sociales ofrecieron la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar al puerto de Ibiza. En su discurso, los Reyes pidieron a los pequeños que se portasen bien y respetasen las medidas de sanitarias para cuidar a sus mayores. También les pidieron, cómo no, que se acostaran pronto para recibir unos regalos que abrirán estas mañanas.
No hubo cabalgata. Las calles lucieron muy distinto a lo habitual. Había gente apurando las compras navideñas, gente paseando y también algunos padres con niños que esperaban que pasaran los Reyes. Sus majestades se subieron en tres descapotables para recorrer una a una todas las calles del municipio con el objetivo de que todos los niños los pudieran ver. Hasta pasada las 22.00 horas estuvieron repartiendo felicidad. Fueron unos Reyes de ventanas y balcones. Las autoridades habían recomendado que no se hicieran aglomeraciones y que, en la medida de lo posible, los niños vieran pasar a la comitiva real desde sus casas o bajando al portal si sus ventanas no daban a la calle.
Donde sí se formó un pequeño grupo de personas fue en Vara de Rey. Allí varias familias esperaron con sus hijos para ver pasar a los Reyes. «Es surrealista, pero en la situación actual es lo que hay y se entiende», lamentaba José Manuel García, que había acudido con sus hijas Mencía y María, de tres y dos años. «Al menos los ven. Se mantiene la ilusión y poco más», añadía. La situación era peculiar. Muchos padres usaban sus teléfonos móviles para seguir el convoy y les enseñaban a sus hijos a través de las pantallas cómo saludan los Reyes en su camino. Ayer fue un día raro, fuera de lo común. Se hizo lo que se pudo. Pero hoy las risas, la ilusión y la alegría estarán en las casas de los ibicencos que se despertarán para abrir sus regalos.