Pilar Costa (Ibiza, 1967) nunca se había imaginado que se enfrentaría a un reto tan exigente como ser la consellera de Presidencia y portavoz del Govern en plena pandemia, además de una suerte de consellera de Ibiza y Formentera, aquella que tiende puentes entre ayuntamientos y consells y el Ejecutivo balear cuando en 1996 fue la candidata con la que la agrupación de fuerzas progresistas e independentistas de las Pitiusas se unieron, en un hecho histórico, para arrabaterla al PP el senador que hasta entonces parecía ostentar en propiedad. Desde entonces, y no descubro nada, ha sido presidenta del Consell d'Eivissa i Formentera, consellera balear de Interior y Justicia, consellera insular no electa de Presidencia con Xico Tarrés, y portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el Parlament.
«No se lo deseo ni a mi peor oponente político», confiesa. Forma parte del núcleo duro que se enfrenta a la pandemia, «una actividad muy intensa», «frenética», para la que «nadie nos había preparado». «La gestión de una pandemia supone gestionar cosas que ni se te habían pasado por la cabeza», nos confiesa.
Amagó con dar un paso atrás en la política en 2009, pero volvió. «Soy un poco masoca», admite con lo que parece una sonrisa detrás de la mascarilla.
A pesar de la dramática situación, trata de infundir optimismo en base a la vacuna y porque la tercera ola se ha producido ahora, cuando todavía hay tiempo para garantizar que haya actividad en verano.
La entrevista se realizó el pasado miércoles al mediodía. Desde ese momento, el Govern autorizó los cribados en Santa Eulària y Sant Josep, decretó el cierre perimetral de Ibiza y que Formentera pasara a Fase 4, actualizó el plan de contingencia, se vio obligado a importar enfermeras de Mallorca y Menorca.
Y tenemos centenares de nuevos casos más sin que todavía se haya podido concluir que la cepa británica está detrás del crecimiento exponencial que es lo que parece.
Cosas de una transmisión comunitaria desbocada.
Serena y con suficiente habilidad para no meterse en los charcos que no quiere, hace suyo el consejo del coordinador de Salud Mental de Baleares, Oriol Lafau, quien recomienda «vivir al día, como hacen los niños».
—¿Qué le diría a las personas que se han manifestado en los últimos días para expresar su descontento con las ayudas?
—Todos los esfuerzos no resolverán las dificultades económicas y sociales de la sociedad por los efectos de la crisis más grave que recordamos. Me merecen la máxima comprensión por su estado de ánimo, por la situación y por las gravísimas consecuencias económicas. En estos momentos, no obstante, hemos de intentar ver aquellos aspectos positivos. Esto es una crisis larga, en marzo la afrontamos con más ánimo. Hemos de estar al lado de los ciudadanos desde el punto de vista sanitario, esto es lo más importante en sitios como Ibiza donde la situación es muy grave, y social. Los recursos son limitados y al 100% de todo no llegaremos nunca.
—Habla de aspectos positivos, ¿cuáles?
—A diferencia de hace 11 meses, la ciencia ha avanzado y vemos una luz: la vacunación nos esperanza.
—¿Esperaba que fuera tan larga?
—Nadie pensaba que iba a ser tan larga. Es una enfermedad nueva para todos, científicos, sanitarios, gestores, administraciones… No sabíamos nada. Que haya un hartazgo es normal.
—Entre «nunca tendremos recursos suficientes» y que el Govern ponga 25 millones, 15 a través de los consells y 10 a través de los ayuntamientos, media un trecho. Me convenza de que es una cifra apropiada.
— Se ha de tener en cuenta el esfuerzo de todas las administraciones…
—Le pregunto por el esfuerzo del Govern del que es portavoz.
—Hemos presentado un plan de ayudas de más de 100 millones de euros para el primer trimestre. Con los recursos que tiene el Govern, la aportación que hemos hecho es la que podemos hacer para este primer trimestre.
—¿El máximo esfuerzo?
—Siempre se puede hacer más, pero estamos hablando de un trimestre. En abril habrá que seguir haciendo esfuerzos.
— Habla de ayudas, pero no son todo ayudas, la mitad del paquete de 100 millones son préstamos.
—Los préstamos no son ayudas, pero sí que asumimos el coste de los intereses y los avalamos, asumimos el riesgo. Eso no es una ayuda, pero ayuda.
—¿Qué ha hecho el Govern para quitar recursos de otras partidas y destinarlas a este plan? ¿Dónde ha recortado?
—Hemos decidido no recortar como se hizo en otras crisis.
—Me parece una desproporción que el Consell d'Eivissa con 90 millones de euros de presupuesto, sin competencias y sin ingresos directos aporte la mitad de las ayudas directas a los negocios cerrados y el, Govern, la otra mitad.
—En estos momentos, los consells insulares y los ayuntamientos también pueden gastar porque tienen superávit. No tendremos un mejor momento que éste para poner este dinero en circulación. Ojalá pudiéramos decir que las cuentas de la Comunidad están saneadas, pero tenemos una deuda de 9.000 millones de euros. No nos hemos de pasar la patata caliente de una institución a otra. Hemos de poner sobre la mesa todo lo que podamos para dar respuesta. Tienen las cuentas saneadas porque no habían gastado en los últimos años.
—Por mucho que lo lea, no entiendo el plan de ayudas del Govern y los ayuntamientos.
—Acordamos con la Felib que el Govern pone 10 millones sobre la mesa y los ayuntamientos ponen otros 10 millones para que ellos gestionen líneas directas de ayudas a los sectores que no se han visto obligados a cerrar al 100%, ya que los que están obligados a cerrar serán compensados con las ayudas que tramitarán los consells.
—Entonces, ¿el Govern balear doblará la cantidad que ponga cada ayuntamiento hasta un máximo de 10 millones?
—Exacto.
—¿Y cada ayuntamiento diseñará las ayudas como considere?
—Sí.
—Me parece injusto que la ayuda a los establecimientos cerrados sea lineal, es decir, 1.500 euros al mes independientemente del tamaño del establecimiento y del número de empleados.
—No es así, nosotros hemos de firmar un convenio con los consells y luego cada consell podrá diseñar la línea de ayudas como considere. Si considera que ha de ser una ayuda proporcional, podrá hacerlo, no hemos establecido ninguna limitación.
—Es decir, ustedes ponen el dinero sin ninguna condicionalidad ni a los consells ni a los ayuntamientos, aunque en la nota de prensa se establecieran condiciones.
—Exacto. Habrá unos mínimos que quedarán establecidos en los convenios que firmemos.
—Veremos qué dicen los convenios pues. Que una empresa con un acta abierta no pueda acceder a las ayudas me parece desproporcionado, ya que no todas las irregularidades e incumplimentos son iguales, por este motivo los importes de las sanciones son progresivos y, además, que tenga un acta abierta no quiere decir que efectivamente esa infracción se haya cometido, ya que no es un expediente cerrado.
—No lo sé exactamente. Las líneas de ayudas deberán cumplir la normativa vigente. Supongo que esa limitación irá en función de si las infracciones son graves o de otro tipo. Son cuestiones técnicas que seguramente quedarán resueltas en las bases.
—La nota de prensa dice textualmente: «Los beneficiarios, que podrán computar hasta dos centros de trabajo, serán trabajadores por cuenta propia y pymes que ejercían su actividad el 11 de enero y sin ninguna acta de inspección ligada a la covid-19». Que una empresa no pueda acceder a la ayuda por no haber puesto un cartelito me parece exagerado.
—Efectivamente, pero no creo que sea así como usted está diciendo. Desde el punto de vista técnico, a quien le corresponda hacer las bases, recogerá todas estas cuestiones.
—¿Ha hecho algo mal el Govern en la vacunación?
—No. Tenemos las vacunas que tenemos. Nos gustaría tener más dosis, pero eso no depende de nosotros.
—Según la teoría de Pedro Sánchez, este verano no tendremos turismo internacional porque hasta que no esté el 70% de la población inmunizada, previsto para finales del verano, no habrá turismo internacional.
—Más información de la que tiene el presidente del Gobierno de España, no la tengo yo. En cualquier caso, lo que está claro es que aquí hemos tenido turismo internacional sin vacuna. Por ello, hemos de lanzar un mensaje de esperanza. Ahora, están autorizadas las vacunas de Pzifer y Moderna, esperamos que haya pronto autorización para la de Oxford. Pronto tendremos vacunada la población más vulnerable, los mercados emisores también se van vacunando, así que iremos viendo qué podemos hacer en cada momento. Todo cambia muy rápido.
—La Semana Santa está perdida. ¿Manejan algún escenario para el punto de inflexión?
—Semana Santa es muy difícil. Conviene ser prudente en las previsiones. Turismo del Govern trabaja en un plan para ir de la mano con el sector cuando podamos abrir. Ahora mismo, nuestra máxima preocupación y esfuerzo es rebajar la incidencia epidemiológica, porque sin esta bajada, no habrá turismo.
—¿Qué análisis hacen de lo que ha pasado en Ibiza? Hemos pasado en pocas semanas de una incidencia acumulada a 7 días de 30 casos, cerca de un destino seguro, a niveles récord y muy alarmantes. ¿Se equivocaron flexibilizando las restricciones?
—A posteriori todo se ve más claro. A principios de diciembre tuvimos unas cifras fantásticas, si me permite. ¿Qué ha pasado? Entre la Navidad y el puente se disparó la movilidad, hubo más contactos sociales y familiares etcétera… No sabemos exactamente qué influencia ha podido tener en la rapidez de estos contagios la cepa británica que, seguramente, está detrás de la vorágine. Las cosas seguro que se pueden hacer mejor y de otra manera. De lo que somos conscientes es de que la desescalada deberá ser más paulatina y tranquila en el futuro. Teníamos incidencias bajas en diciembre y nadie tenía prevista la subida exponencial que estamos viendo. Esperábamos un incremento de contagios, pero no tantos. La próxima desescalada tiene que ser más lenta.
— ¿Qué beneficio tendría adelantar el toque de queda que han reclamado al Gobierno?
— Damos soporte a todo lo que suponga tener más herramientas para hacer frente a la pandemia, pero no hemos decidido adelantar el toque de queda. En Ibiza, los establecimientos que están abiertos cierran a las 20 horas, la hostelería y centros deportivos están cerrados, está prohibido juntarnos con no convivientes, así que queda poca actividad que hacer entre las 20 y las 22 horas. No tendría una gran incidencia. Facilita la labor de control a las policías.
—Los médicos piden un confinamiento domiciliario. ¿Lo contemplan?
—Como el de marzo o abril, solo lo puede decidir el Gobierno de España. No quiero especular.
—¿No tiene una opinión el Govern?
—Desde el punto de vista sanitario, movilidad cero y que la gente no salga de casa es la medida más efectiva para reducir los contagios. Así que es obvio lo que piden los médicos. Entre cero y 100, hemos de intentar encontrar el equilibro para que haya una mínima actividad. Los niños han de ir al colegio, y los que puedan trabajar, han de poder trabajar. Y después a casa. Lo que tenemos ya es una mínima actividad, creemos que es suficiente, ya que las medidas son contundentes. Necesitan tiempo. El riesgo cero no lo puedes mantener muchos meses.
—¿Cuál es el peor momento que recuerda?
—La tensión y la angustia sanitaria de la primera ola. Ahora tenemos mucha presión, pero tenemos más conocimiento. También me impactó y me sigue impactando la situación de las personas mayores. Me destroza el corazón. Primero, porque son más vulnerables, y segundo porque cada día que pasa es un día menos para ellos y no es lo mismo ese día para una persona de 90 años que para una de 20.
—¿Tiene a personas cercanas en esta situación?
—No. Mayores no, desgraciadamente no porque no los tengo. Ojalá, pero me impacta igualmente y, además, conozco casos.
—Pasemos a otros asuntos. ¿Qué es federalismo interior?
—Descentralización hacia instituciones de autogobierno como los consells.
—¿Qué ha descentralizado el Govern?
— Hemos mejorado las relaciones y la capacidad decisoria, tenemos prácticamente lista la Ley de Consells, hemos recogido sus aportaciones, que refuerzan la capacidad de autogobierno dentro de las competencias.
—¿Qué cambios sustanciales comportará?
—Refuerza la capacidad organizativa, que no es fácil porque parte de la normativa es de ente local, aunque siempre luchamos por reforzar la parte autonómica del autogobierno.
—¿Hay centralismo mallorquín?
—Siempre hay esa sensación de centralismo en los lugares pequeños hacia los más grandes.
— O sea que sí.
—No quiero decir que sí. (Risas) En Lleida tienen el mismo sentimiento respecto a Barcelona. Es importante quejarnos y participar al máximo de las decisiones.
—Si no existiera el plus que reciben los altos cargos, habría más centralismo todavía.
—No entiendo la pregunta.
—En teoría, el plus fomenta que políticos no mallorquines participen en el Govern. Se supone que sin el plus habría menos políticos no mallorquines….
—No relaciono una cosa con la otra. Hemos de fomentar que personas de todas las islas participen y eso está bien. Además, eso no es nuevo. Ojalá hubiera más gente de las islas más pequeñas en el Govern.
—¿Veremos alguna vez un presidente del Govern que no sea mallorquín?
—No lo veo como algo imposible, ni extraño.
—¿De qué partido sería?
—Ni idea. No pienso en ningún partido. Hemos tenido un presidente del Parlament menorquín...
—No es comparable...
—No, no lo es. Trabajando con muchos compañeros de Mallorca nunca he sentido que fuéramos cuota o que nos inhabilite para ser portavoz del Govern, ni para ser portavoz del grupo parlamentario no ser mallorquina.
—Usted es la única consellera que es diputada por decisión de Armengol por si tuviera que hacerse cargo de la Presidencia del Govern...
— (Interrumpe entre risas) Ya le digo yo que no es en previsión de esto.
—Entonces, ¿por qué es diputada usted y no el resto de consellers que fueron en las listas? Por su trabajo como parlamentaria evidentemente no es.
—No está sobre la mesa eso.
— Sabía que saldría con facilidad a las preguntas. La última sé que no me la contestará. ¿Quién es mejor candidato del PSOE al Consell d'Eivissa: Rafa Ruiz o Josep Marí Ribas Agustinet?
—(Risas) No está planteado este debate en estos momentos. Son dos excelentes alcaldes. No creo que ellos estén en esto ahora tampoco.
—Otro día hablaremos de problemas más mundanos como vivienda, agua, residencias…
—Sí, no hemos de aburrir. Si no, serán 10 páginas.