El fármaco antivirual Aplidin (Plitidepsina), de la compañía PharmaMar, tiene una potente eficacia preclínica contra el coronavirus gracias a que se dirige a la proteína del huésped eEF1A, según los resultados de un estudio publicado en la revista 'Science'.
La plitidepsina es un fármaco basado en una sustancia producida por una especie de ascidias del mar Mediterráneo. En concreto, el Aplidin proviene de una molécula de un tipo de molusco que se encuentra en el mar de Ibiza.
Esta publicación ha sido fruto de la colaboración entre PharmaMar y los laboratorios de Kris White, Adolfo García-Sastre y Thomas Zwaka, en los departamentos de Microbiología y de Biología Celular, Regenerativa y del Desarrollo, en la Icahn School of Medicine; de Kevan Shokat y Nevan Krogan, en el Instituto de Biociencias Cuantitativas de la Universidad de California San Francisco; y de Marco Vignuzzi en el Instituto Pasteur de París.
El articulo relata que la actividad antiviral de plitidepsina contra el SARS-CoV-2 se produce mediante la inhibición de la conocida diana eEF1A. Además, plitidepsina 'in vitro' demostró una fuerte potencia antiviral, en comparación con otros antivirales contra el SARS-CoV-2, con una toxicidad limitada.
En dos modelos animales diferentes de infección por SARS-CoV-2 el ensayo demostró la reducción de la replicación viral, lo que resultó en una disminución del 99 por ciento de las cargas virales en el pulmón de los animales tratados con plitidepsina.
El documento también afirma que, aunque la toxicidad es una preocupación en cualquier antiviral dirigido a una proteína de la célula humana, el perfil de seguridad de plitidepsina está bien establecido en personas, y que las dosis bien toleradas de plitidepsina utilizadas en el ensayo clínico COVID-19 son significativamente «más bajas» que las utilizadas en estos experimentos.
La publicación concluye que plitidepsina actúa bloqueando la proteína eEF1A, presente en las células humanas, y que es utilizada por el SARS-CoV-2 para reproducirse e infectar a otras células. Este mecanismo culmina en una eficacia antiviral in vivo.
Ante la continua propagación mundial de Covid-19 y la creciente desesperación por encontrar un tratamiento, el director del Instituto de Biociencias Cuantitativas (QBI) de la Universidad de California en San Francisco, Nevan Krogan, unió fuerzas con investigadores de la UCSF, el Instituto Gladstone, la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí, el Instituto Pasteur y el Instituto Médico Howard Hughes, en 2020 para contribuir con sus conocimientos a la búsqueda de un tratamiento para la creciente pandemia.
Juntos, este grupo de investigadores, ahora conocido como QBI Coronavirus Research Group (QCRG), fueron los primeros en trazar un mapa exhaustivo del genoma de COVID-19 y descubrir que el virus interactúa con 332 proteínas de las células humanas.
Estos investigadores constituyen el nexo de unión entre los experimentos citados en el artículo.
«Nuestra labor dedicada al estudio de la respuesta de la proteína huésped a la infección por SARS- CoV-2 durante los últimos diez meses nos ha llevado a una serie de fármacos y compuestos que consideramos importantes candidatos para la COVID-19. El más potente, con diferencia, ha sido plitidepsina en múltiples sistemas, y ha sido un gran placer trabajar con PharmaMar durante todo este tiempo para intentar llevar este fármaco a los humanos para el tratamiento de COVID-19», ha dicho Krogan.
Por su parte, el catedrático en el Departamento de Microbiología de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí, Adolfo García-Sastre, ha informado de que de todos los inhibidores del SARS-CoV-2 que han clasificado en cultivo de tejidos y en modelos animales desde que iniciaron sus estudios con el SARS-CoV-2, plitidepsina ha sido el «más potente», lo que subraya su potencial como terapia para el tratamiento del COVID-19.
«Plitidepsina es un inhibidor extremadamente potente del SARS-CoV-2, cuya principal ventaja es que se dirige a una proteína de las células humanas y no a una proteína del virus. Esto significa que si plitidepsina tiene éxito en el tratamiento del COVID-19, el virus del SARS- CoV-2 no podrá hacerse resistente frente al tratamiento mediante mutaciones, lo que representa una gran preocupación con la actual propagación de las nuevas variantes del Reino Unido y Sudáfrica», ha apostillado el profesor adjunto del Departamento de Microbiología de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí, Kris M. White.
Actualmente, PharmaMar está negociando con diferentes organismos reguladores el inicio de los ensayos de fase III previstos.