La ibicenca Laya Paguillo Torres, de 34 años, lleva casi 15 trabajando en el Hospital Can Misses de Ibiza, los últimos siete como Técnico en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE) en la planta de Cirugía. «Enamorada de su trabajo, enfermera vocacional y alguien a la que le encanta gastar constantemente bromas a sus pacientes para animarlos en la medida de lo posible», así se define ella. Laya forma parte de un equipo compuesto por otros tres técnicos como ella, seis enfermeras y dos celadores. Un grupo «increíble, casi como una familia», que están consiguiendo «que todos estos momentos tan duros y exigentes que nos ha tocado vivir a todos los profesionales de la sanidad se puedan llevar de la mejor manera posible».
De hecho, Laya explicó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera que hasta que llegaron los primeros pacientes con coronavirus hasta su planta «no había visto nada igual» en toda su trayectoria. Sin embargo, a pesar de lo impactante, esta técnica ibicenca también afirmó que, durante estos meses, está viviendo momentos «gratificantes» en los que ha aprendido muchísimo, «tanto a nivel humano como a nivel sanitario».
Y es que aún recuerda a la perfección cómo fue su primera jornada tras anunciarles que iban a tratar pacientes con coronavirus. «Llegué con muchos nervios y muchas ganas para ayudar y con una serie de nociones básicas sobre el coronavirus pero, afortunadamente, todo lo que apuntaba a desastre, finalmente, gracias a la buena voluntad de todos mis compañeros y a una magnífica coordinación, quedó arreglado para que a día de hoy lo tengamos todo, relativamente, controlado».
«La unión está siendo básica»
En este sentido, la sanitaria destacó «por encima de todo» la unión del equipo con el que trabaja diariamente. «Aitana, Alexandra, Andrea, Miriam, las dos Belén, Pedro, Sergio, Nuria, Marta, Vanesa, Carol, Ana, Diana, Luis, Chechu, Laura, Ricardo, Paula, Manu... y otros más han sido básicos durante los momentos más duros porque siempre están dando el doscientos por cien de sus posibilidades, con unas ganas tremendas de trabajar y ayudar, y siempre con una palabra de apoyo y de ánimo para el compañero y el paciente que tan mal lo está pasando».
A pesar de todo, Laya también es consciente que el coronavirus ha cambiado mucho la forma de trabajar dentro de su unidad. «Los pacientes pasan mucho tiempo solos sin que puedan recibir ningún tipo de visita por parte de los familiares, con lo duro que es eso anímica y psicológicamente cuando estás enfermo y, además, yo que soy muy de gastarles bromas e intentar animarles todo el rato, casi de un día para otro me he visto que casi no puedo ni saludarles porque tengo el tiempo muy reducido por temor a posibles contagios».
Por todo ello, asegura que «sólo puedo tener palabras de agradecimiento y de comprensión porque, salvo alguna pequeña excepción, todos han sido muy buenos y comprensivos, lo que te anima también a seguir trabajando intensamente cada día».
«El EPI ya forma parte de mí»
Además, y por si todo eso fuera poco, tanto ella como sus compañeros de equipo han tenido que enfrentarse al problema añadido de aprender a trabajar con un Equipo de Protección Individual, los conocidos como trajes EPI.
En este sentido, esta TCAE ibicenca asegura que lo más complicado no es ponérselo sino quitárselo una vez que terminas la jornada laboral. «Es muy complicado y hay que extremar las precauciones en todo momento para intentar reducir al máximo la posibilidad de contagio ya que nunca sabes cómo puedes acabar infectado por coronavirus».
Afortunadamente, Laya Paguillo asegura con una gran sonrisa que «aunque siempre hay temor, con la práctica todo se supera» y, en su caso y el de sus compañeros, «todos los sanitarios en estos momentos tan complicados hemos aprendido a convivir con el virus como si fuera parte de nosotros mismos», concluye.
«Lo del plus de insularidad es una vergüenza»
Laya Paguillo Torres se mostró muy crítica con la situación «tan grave» que vive la Sanidad en Ibiza y que ha llevado a los trabajadores del sector a realizar dos manifestaciones motorizadas, la última el domingo con gran éxito de convocatoria. «Lo del plus de insularidad es una vergüenza y lo más duro de todo es ver como a los que estamos aquí, arrimando el hombro, no se nos tiene en cuenta mientras a los que vienen de fuera se les de todo lo que piden».
Una situación que, según Laya, ha llevado a que muchos trabajadores hayan optado por hacer más horas, aprovechando, por ejemplo, los cribados voluntarios que se hicieron en los distintos municipios de la isla para detectar posibles casos de coronavirus, y reducir sus días libres para intentar cobrar algo de dinero más.
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