La periodista Montse Monsalve tendrá mañana a las 20.00 horas al prestigioso antropólogo y escritor Santiago Beruete como invitado en su exitoso espacio de entrevistas Unas Hierbas con... que se celebra en la Sociedad Cultural Ebusus. La cita, patrocinada por Marí Mayans, podrá seguirse en directo en Admefy y en ella, este pionero en la divulgación de las bondades de la jardinería, los huertos y los bosques charlará con la periodista burgalesa de muchos temas. Incluso, tal vez anuncie la presentación de Aprendívoros, el cultivo de la curiosidad, el libro con el que cierra su trilogía compuesta por Jardinosofía, Una historia filosófica de los jardines y Verdolatría, La naturaleza nos enseña a ser humanos.
—Usted es experto en muchos temas. ¿de qué charlará con Montse Monsalve mañana?
—Será una charla como de amigos. No conocía a Montse personalmente pero cuando estuvimos preparando la cita la conexión fue instantánea y magnífica. Al final decidimos emplear como hilo conductor la trilogía del jardín para hablar de todo un poco. Incluso puede que anunciemos la presentación de Aprendívoros, el cultivo de la curiosidad.
—Los tres libros han tenido mucho éxito. ¿Cómo ha conseguido contactar tanto con el público?
—Tal vez por relacionar de una manera sencilla la naturaleza, los bosques, los jardines o los huertos con la filosofía. Con el conocimiento y la búsqueda de uno mismo y que todo eso se conecte con los retos medioambientales que tenemos por delante.
—¿Se le da la importancia que merece a los huertos o los jardines?
—A lo largo de la historia sí. Siempre han sido una metáfora de la buena vida porque cuando imaginamos un mundo mejor lo hacemos con espacios ajardinados y bien cuidados. Además, más allá de que creamos o no, cuando pensamos en el más allá nos vienen a la mente jardines o huertos floridos. Y eso sin olvidarnos del jardín de las delicias en el Edén del que fueron expulsados Adán y Eva.
—¿La filosofía oriental con sus jardines zen nos lleva ventaja?
—En cierta manera sí porque la filosofía budista lo relaciona con nuestro jardín interior. Sin embargo, en occidente desde hace muchos siglos la filosofía y los jardines o las plantas siempre han estado muy relacionadas. De hecho a la escuela filosófica que creó Epicuro a las afueras de Atenas en torno al 300 a.C. se la llamaba el Jardín.
—¿Y por qué esto se ha perdido?
—Tal vez sea porque desde hace tiempo la tradición filosófica se ha orientado a un espacio más culto con un saber experto que sin quererlo la ha alejado de la realidad.
—¿No cree que lo que usted enseña debería estar más presente en los centros educativos?
—Sería ideal. Lo mismo que una mayor presencia de jardines o huertos urbanos. Poco a poco se está intentando en centros como el IES Algarb y el Santa María de Ibiza. Precisamente en Verdolatría, La naturaleza nos enseña a ser humanos escribo sobre lo importante de renaturalizar los centros de enseñanza porque los bosques, los jardines y los huertos nos enlazan más de lo que nos pensamos con temas como la muerte, la felicidad, el sentido de nuestra vida o nuestra propia realidad.
—¿Qué opina del éxodo desde la ciudad al campo que se está dando últimamente?
—Me parece bien siempre que no sea coyuntural y que cuando todo esto pase se vuelva al punto de inicio. Ojalá sea el inicio de una nueva conciencia que nos permita descubrir las bondades de vivir en el campo y en contacto con la naturaleza.
—¿Qué hace falta para que más gente de el paso?
—Tal vez más ayudas económicas de las administraciones. En el sur de Italia el gobierno está apoyando económicamente a quien quiera ira a recuperar pueblos que se morían y la idea está funcionando.
—¿Qué les diría a los jóvenes que no acaban de animarse a cambiar?
—Que hagan algo con lo que disfruten y que tengan seguro que el cultivo de las plantas transmite gozo porque tratar y ayudar a otro ser humano es una manera magnífica de rehumanizarnos. También les diría que no tengan miedo porque nadie nace con el pulgar verde como dicen los ingleses y que la destreza con las plantas se coge con el tiempo, observando, cultivando, informándote y también con errores.
—Lleva muchos años viviendo en Ibiza ¿Cómo ve aquí el tema?
—Hay cosas positivas y negativas. Aquí tenemos la ventaja de que en 15 minutos estamos en cualquier espacio natural, incluso sin coger el coche. Sin embargo, tener un huerto solo está al alcance de quien tiene un terreno que haya heredado o comprado y desgraciadamente en Ibiza no hay mucho espacio.
—Pero los jóvenes parece que cada vez más se acercan al campo...
—Quien puede. En otros lugares de Europa nos llevan gran ventaja en huertos urbanos. A algunos alumnos míos que ahora trabajan en ayuntamientos siempre les digo que sería bueno poner a disposición de los ciudadanos parcelas en alquiler para poder cultivar. Sería muy positivo.
—Afortunadamente en Ibiza, desde hace años, parece que hay un boom por todo lo eco.
—Es cierto. Solo hay que ver las cooperativas y las tiendas que han surgido por la isla. Creo que este es el camino del futuro porque una de las lecciones que nos ha dejado la pandemia es que en Ibiza hay que apostar por un modelo de desarrollo sostenible muy ligado al campo, los bosques, los huertos o los jardines. Ojalá nos lo replanteemos en serio y vemos que el cambio se ha conseguido.