Muchos de los afectados por la problemática de los apartamentos Don Pepe están recibiendo tratamiento psicológico o psiquiátrico debido a la situación que están viviendo. Así de cruda y de dramática es la realidad que hay detrás de los informes, de los comunicados de prensa y de las comparecencias parlamentarias. Una realidad que están viviendo en estos momentos más de 100 personas y que, a día de hoy, no tiene visos de tener una pronta solución.
La portavoz de los vecinos, Silvia Hernández, explicó anoche en el programa Bona Nit Pitiuses de la Televisió d'Eivissa i Formentera (TEF) que el estado de ansiedad que les está provocando la situación de incertidumbre que les toca vivir día a día hace que determinadas declaraciones, como las realizadas anteayer por la Federación Socialista de Ibiza en las que se vanagloriaba de haberse autoenmendado la Ley balear de Vivienda para permitir que se pueda construir un campo de fútbol, un instituto y una guardería en Vila, sienten bastante mal a los afectados.
«Teniendo en cuenta que hay personas que tienen una vivienda pero no pueden hacer uso de ella, que hay viviendas totalmente apuntaladas, que yo, por ejemplo, cada cambio de temporada tengo que ir al trastero a buscar mi ropa... teniendo en cuenta todo esto, oír este tipo de cosas y otras muchas que se están diciendo dan ganas de hacer lo que no se debe hacer», aseguró Hernández. «Es una indignación tan grande, es un dolor tan grande, que a veces me pregunto si estas personas tienen familia o amigos y qué opina éstos de lo que están haciendo», subrayó.
Y es que los desalojos que hasta el momento ha podido llevar a cabo el Ayuntamiento ha supuesto que haya vecinos que, con una hipoteca de 140.000 euros que todavía están pagando, se hayan tenido que ir a vivir a Barcelona porque ya no se podían permitir seguir en Ibiza.
Además, viviendo en casa de sus padres, sin trabajo, sin ayudas de los servicios sociales desde diciembre, pagando un trastero, teniendo que haber dejado a sus mascotas con amigos y en tratamiento psiquiátrico por la situación.
Otra historia a la que dio visibilidad la portavoz de los afectados es la de una familia con dos hijos pequeños que tiene que hacer frente a dos hipotecas, 1.800 euros en total al mes, a la que se le suma un alquiler de 1.000 euros del que únicamente recibieron una ayuda inicial de 3.00 euros, que tuvieron que repartir sus mascotas en casas de amigos, que tuvieron que malvender el mobiliario de su vivienda y que pasaron buena parte del pasado año sin trabajo a causa de la pandemia a base de ayudas y préstamos familiares.
«Valor cero»
Dramas humanos a los que hay que sumarles los que se derivan de la inscripción en el catastro por parte del Ayuntamiento de los edificios Don Pepe como ruina. Además del hecho de que los afectados no se puedan empadronar en sus viviendas, supone «que el valor de nuestras viviendas es cero ahora. El Ayuntamiento intenta introducir la figura de ruina para bajar el valor de las viviendas, porque sabe que tendrá que pagar indemnizaciones y va preparando el terreno para ello», concluyó Hernández.