El grupo Playasol se ha convertido en Vibra Hotels. Romper con el pasado y adecuar la marca a la nueva realidad de la compañía son las razones por las que, según explica su CEO, Antonio Doménech (Reus, 1959), se ha tomado esta decisión. Siguen siendo los que más habitaciones tienen en Ibiza, casi 4.100, y en un año normal dan trabajo a entre 1.100 y 1.200 personas en la isla. Pero están dispuestos a seguir creciendo.
Tiene varios proyectos en marcha para recuperar plazas en hoteles cerrados y otros en los que el objetivo es subir de categoría, pero sin perder de vista que se dirigen a un turista con una capacidad económica media. Sorprende que en la Ibiza del lujo aún haya quien esté dispuesto a apostarlo todo a un turismo de clase media que no ha dejado nunca de ser fiel a la isla, pero que cuenta con numerosos detractores en ella.
—Han pasado de ser el grupo Playasol a Vibra Hotels. ¿Por qué este cambio?
—Es una evolución natural. Playasol no dejaba de ser un nombre heredado, con una historia pasada. No teníamos una vinculación a largo plazo. En el momento en el que hemos ido evolucionando en la compañía y reposicionando hoteles, entendíamos que teníamos que buscar una marca que nos reflejara. Hay un segundo motivo y es que nosotros, cuando llegamos, teníamos todo en un mismo destino y pasamos a ser Playasol Ibiza Hotels y teníamos solo un hotel en Mallorca. En el momento de planificar la compra del hotel Beverly, que es un hotel muy importante, dejaba de tener sentido llamarnos Playasol Ibiza Hotels. Y, además, la pandemia nos ha parecido un buen momento para resurgir.
—¿Es un nuevo proyecto? ¿Una nueva forma de hacer?
—Cuando buscas una marca, no deja de ser un proyecto de aspiraciones. Se trataba de salirnos del marco anterior para pasar a una nueva parte en la que el proyecto evoluciona.
—Ustedes son los que más plazas tienen en Ibiza y en Baleares. ¿En qué situación está el grupo? ¿Tienen previsto vender o comprar plazas?
—Hace tiempo que nosotros tomamos la decisión de convertirnos en una compañía hotelera pura, Hiperion Hotel Group. Esta es la sociedad matriz de toda la explotación del grupo. Y tenemos toda la voluntad de continuar. Tenemos ofertas de compra, pero no vendemos ni los activos que tenemos abiertos ni algunos que aún no tenemos abiertos, como el Hotel Catalina, en Sant Antoni. Allí estamos gestionando unos permisos de obras para este hotel. Además, queremos comprar. No hablamos de compras especulativas, sino compras a largo plazo. Nuestra intención es ser hoteleros.
—¿Cuántas plazas tienen en Ibiza?
—Entre Ibiza y Mallorca tenemos 4.474 habitaciones. En Ibiza, 4.070 habitaciones. Plazas en sí tenemos más de 10.000 porque también tenemos apartamentos.
—¿Está previsto que sigan centrados en Ibiza y Baleares o tienen en mente abrirse a otros destinos?
—En Ibiza, nosotros tenemos algunos edificios en propiedad. Son antiguos hoteles que por problemas de licencias con la anterior propiedad ahora están cerrados. Así que tenemos la intención de recuperar más plazas hoteleras. Estamos regularizando estos edificios y no sabemos cuánto tardaremos. Ahora mismo estamos trabajando mucho en el Sunset de Sant Antoni. El edificio más grande que está cerrado es nuestro y detrás tenemos un solar en el que también podemos construir y para el que ya hemos solicitado licencia. Eso será un hotel de 250 habitaciones. No sé cuánto tardaremos porque depende de la Administración.
—¿Cuántas plazas tienen en esa situación?
—Son proyectos que han perdido las licencias y empezamos de cero. Creo que podremos recuperar fácilmente unas 400 habitaciones adicionales. Y lo vamos a intentar. Hay ubicaciones muy premium, como esa de Sant Antoni. Y hay otras que son menos buenas. Por lo tanto, iremos primero a lo más importante. En el caso del antiguo Catalina, ya hemos presentado el proyecto en el Ayuntamiento para la licencia. Este es un antiguo hotel que está en primera línea de mar y está cerrado ahora.
—¿Pero tienen algún proyecto de expansión?
—Para nosotros, Mallorca es fundamental. Tenemos una idea de compañía muy enfocada en Baleares. Estamos estudiando varias oportunidades en Menorca y estamos trabajando alguna oportunidad más en Mallorca. Es nuestro target inicial. De todos modos, tampoco nos hemos llamado Vibra Baleares. Es decir, no descartamos proyectos fuera, pero siempre en destinos vacacionales y maduros. No estamos trabajando ningún proyecto en Madrid o Barcelona. No somos Melià o Barceló. Tenemos la idea de vacacional puro y en destinos maduros. Si mañana nos viene un hotel en Benidorm o Marbella o Canarias, lo cogeríamos. Nosotros crecemos en propiedad o en arrendamiento puro. Es decir, es un crecimiento menos rápido pero sostenido. Si quisiéramos, podríamos añadir a nuestro portfolio 20 hoteles en management, pero no es nuestro proyecto.
—Ibiza es un destino de lujo y muchas compañías hoteleras están invirtiendo para subir sus hoteles de categoría. ¿Tienen ustedes algo previsto en este sentido?
—Sí, pero nuestra voluntad está en el segmento medio. Nosotros tenemos excelentes ubicaciones, muchos primera línea de mar, pero nuestra voluntad es trabajar en tres y cuatro estrellas. Los hoteles de dos estrellas los pasaremos a tres o cuatro. Pero no tenemos la voluntad de trabajar ni cinco estrellas o lujo ni en low cost. Con los apartamentos, lo mismo. Tenemos ya el Jabeque Dreams o el Algarb con cuatro estrellas. El Hotel Piscis, que es probablemente el hotel más conocido de Sant Antoni, pasará a cuatro estrellas. ¿Podríamos pasarlo a cinco con la misma inversión? Sí, pero nuestro segmento está en cuatro. Además, la diferencia entre un cuatro estrellas y un cinco estrellas es muy sutil. Tenemos muy claro lo que queremos ser y no vamos a entrar en la pelea cinco estrellas. Pero toda la ola de renovación nos va muy bien y lo estamos haciendo todos.
—A veces da la impresión de que se pretende convertir la isla en un destino para pocos.
—Bueno, nosotros sabemos que somos buenos en nuestro segmento y es ahí donde queremos competir.
—¿Qué tal ha ido la temporada de 2021?
—Razonablemente bien. Después del desastre de 2020, nosotros teníamos unas previsiones para este año que hemos sobrepasado ligeramente. Eran de un año no tan malo. Hemos abierto un 63 % de nuestra capacidad hotelera y eso está bien. Podríamos haber abierto algo más. ¿Pero durante cuánto tiempo? Nosotros tenemos los hoteles agrupados en zonas y podemos dirigir al cliente sobre esas ubicaciones. Y hemos tenido ocupaciones francamente altas. Es verdad que en agosto nos han faltado habitaciones y teníamos que haber abierto más. A toro pasado... Abrir para un mes o dos no es lo mejor.
—¿Cuál es su principal mercado?
—Nuestro mercado número uno era británico. Este año ha sido español, seguido del italiano, el inglés y el holandés. Este último ha sido la gran sorpresa. Llevábamos tiempo trabajando con ellos, pero hemos pasado de un4 % a un 11 %.
—¿Hay posibilidad de fidelizar a ese cliente o ha sido algo causado por la pandemia?
—Sí, sí que se puede. Holanda es un país con un nivel de renta medio o medio-alto. Es gente con un carácter muy abierto, con una mentalidad muy mediterránea. Es un mercado que nosotros hemos trabajado mucho y nos ha ido francamente bien.
—Este año las discotecas no han estado abiertas y eso ha permitido descubrir que Ibiza puede funcionar sin el ocio nocturno. ¿Cuál es la postura de Vibra Hotels en esta cuestión?
—Nuestra postura es que Ibiza necesita a todos los distintos actores. Necesitamos beach clubs, necesitamos playas limpias, necesitamos el mar que tenemos, las discotecas, los restaurantes, las tiendas, el mundo payés... Demonizar las discotecas me parece un gran error porque han sido un tractor para la isla. Creo que el público de noche es compatible con el de día. Es verdad que este año hemos vivido de otra forma. Pero en la noche hay empresarios muy serios y muy importantes. Puede que sin abrir un año no pase nada. Pero pienso que, de ser así siempre, Ibiza perdería uno de los tractores. No es el principal, pero sí uno de ellos. Así que nuestra posición es radicalmente a favor del ocio nocturno.
—¿Puede ser no realista pensar que Ibiza puede vivir sin esta oferta?
—¿Cuánto tiempo duraría Ibiza así? Todo es necesario. Si no limpias las playas, ¿vendrá el turismo? Sí, un año o dos. Si perdemos la esencia de la Ibiza payesa, pasaría lo mismo. Ibiza tiene tanto y tanto diferencial...
—Es muy español eso de tirar las piedras contra nuestro propio tejado.
—Cierto. Yo he trabajado en Ibiza en distintas compañías pero, desde que vivo aquí, tengo claro que siempre hay algo que descubrir. Y entiendo que ir a tomar una copa por la noche a las mejores discotecas del mundo es muy interesante.
—¿Es realista pensar que la gastronomía, por ejemplo, puede ser un factor de atracción tan potente como para sustituir al ocio nocturno?
—No. Para mí, lo de sustituir, eliminar, no me gusta. Yo soy más de sumar. Y lo digo convencido. Tendríamos un peor precio medio en los hoteles a medio plazo. Así que, desde el lado egoísta, si dejas de sumar uno de los tractores, pierdes. No sé cuantificarlo pero lo que tengo claro es que es una oferta a la que va quien quiere ir.
—No se puede hablar con un hotelero en Ibiza sin preguntarle por la desestacionalización. ¿Qué opina de este objetivo?
—Nuestra pequeña aportación a la desestacionalización es abrir el Hotel Marítimo, que tiene un restaurante a pie de playa en ses Figueretes. En 2020 no abrimos por la pandemia. Por lo tanto, intentamos hacer. Estamos alargando la temporada. Creo que es posible hacer una temporada de unos ocho meses por el clima que tenemos. Se puede abrir sin grandes pretensiones como hacerlo todo el año. Pero hacen falta otras cosas. Por ejemplo, una programación de teatro atractiva, con obras importantes dos o tres veces al mes. Esto permitiría a la gente venir un fin de semana a Ibiza a ver esas obras. Lo mismo con pruebas deportivas. Es decir, hemos de buscar pequeñas cosas para esos cuatro meses, actividades cada semana. Creo más en las pequeñas acciones que van dinamizando.