Un 17 de noviembre de hace 35 años la biblioteca pública insular de Ibiza abrió por primera vez sus puertas. Lo hizo de la mano de Enrique Calvo Padilla en el edificio que entonces tenía el Consell d'Eivissa en la calle Bes de Vila, junto a la necrópolis de Puig des Molins, y muy lejos de su actual ubicación, en el Edificio Polivalente de Cas Serres.
Según recordó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera María Rosa, una de las tres bibliotecarias que trabaja allí ahora junto a Rebeca y Cristina, «son muchas las cosas que han cambiado desde 1986» y recordó que «la mayor parte de lo que se ha conseguido hasta ahora se debió gran al trabajo que realizó durante muchos años Enrique Calvo».
Una figura capital
Aunque ella no estuvo en aquellos primeros días, sí trabajó algunos años directamente con este madrileño, fallecido en 2015. «Ahora que se cumplen 35 años hay que tener un reconocimiento hacia su figura porque, aunque durante muchos años trabajó prácticamente solo, se empeñó, gracias a su amor por los libros, su inquietud y su profesionalidad, en que esta biblioteca acabara siendo un referente».
De hecho, según recordó el Consell d'Eivissa con motivo de su fallecimiento, «hasta su marcha a Madrid en 2001 impulsó en la isla de Ibiza el establecimiento de la normalización del proceso técnico en las bibliotecas pitiusas con la automatización de la gestión bibliotecaria en 1990».
Tras unos primeros años en los que la biblioteca ocupó una sola sala de algo más de 100 metros cuadrados y sin depósito, en 1990 se trasladó hasta su ubicación actual en Cas Serres. «Fue un gran cambio para trabajadores y visitantes ya que el nuevo lugar era mucho más amplio, cómodo y luminoso, se incluyó una nueva sala de lectura y se crearon dos depósitos para fondos, lo que siempre es muy importante para cualquier biblioteca y más si tenemos en cuenta que aquí recibimos unos 20.000 usuarios cada año», aseguró ayer María Rosa.
En el edifico polivalente del Consell ha permanecido desde entonces, a excepción de 2014 y 2015, cuando unas obras de mejora en el edificio de Cas Serres obligaron a un traslado temporal hasta las instalaciones de la calle Bes. «Fue un tiempo complicado porque hacer una mudanza en una biblioteca siempre requiere mucho esfuerzo al tener que mover tantos libros perfectamente clasificados y ordenados, pero también aquel cambio fue para mejor ya que ganamos mucho más espacio con casi 500 metros cuadrados y ahora todo es mucho más cómodo y accesible», recordó la bibliotecaria.
María Rosa destacó de estas instalaciones sus amplios depósitos, incluyendo el nuevo que se ha puesto en marcha recientemente. Así, actualmente, en ellos se guardan los fondos de depósito legal con todas la publicaciones que se editan en la isla, los de las colecciones de prensa «que son los más grandes porque no terminan de crecer nunca y, además, lo hacen muy rápidamente», los fondos de referencia «que se usan muy poco y que prácticamente nunca salen a la sala de lectura salvo contadas excepciones», y desde hace poco los volúmenes que ha editado y edita la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Con ello se ha pasado de los 2.000 volúmenes de la calle Bes a los 37.000 actuales.
Desde el año 2000
Además, esta biblioteca siempre ha estado a la vanguardia en su aplicación de nuevas tecnologías.
Desde el 2000 participa en el Catálogo Bibliográfico de Balears (Cabib), una recopilación que agrupa las colecciones de la mayoría de bibliotecas de las islas y que se puede consultar en wwwcabib.uib.es. Incluso, participan en eBiblio Illes Balears. Suman así esfuerzos en la plataforma que el Ministerio pone a disposición de las CCAA y que es gratuita y accessible para cualquier persona con carnet de biblioteca pública de las Balears.
Por último, en la pandemia se culminó la reforma total de la página web que, según el personal, «se ha convertido en una herramienta básica junto a las redes sociales para mantener el contacto activo con ciudadanos».